Ramón Reig
En la vida suelen ganar los malos. Y es hora de que empecemos a ganar los buenos, aunque me temo que los buenos no ganaremos nunca a menos que le echemos a la vida las mismas agallas que le echan los malos. Y es que los buenos estamos generalmente demasiado ocupados con nuestra bondad como para dedicarnos a ser pragmáticos y listos, por eso nos han dado por ahí con frecuencia. Me temo que por ahora no hay nada que hacer porque los buenos, además de buenos, somos bastante gilipollas e individualistas, inútiles para el contubernio.