La frase del título de esta reflexión hace referencia a tiempos convulsos como los que estamos viviendo.
Hemos tenido este domingo la primera parte de las elecciones legislativas en Francia. Con la incertidumbre de si la extrema derecha de Marinne Le Pen, su Agrupación Nacional, sería capaz de arrasar según indicaban las encuestas.
La conjura de los necios
Ante los acontecimientos políticos, habrá que rememorar a Émile Zola y clamar con fuerza un sonoro y profundo «Yo acuso»
Pasado ya el 9-J el panorama de Europa parece desolador en especial el centro, salvándose del tsunami de extrema derecha tanto el norte, Finlandia, Suecia y Dinamarca, como la excepción ibérica, España y Portugal.
En el origen de la vida, constatamos que la influencia familiar es decisiva en las relaciones de poder, la obediencia y los ejemplos conflictivos.
Comenzaré con un dato demoledor, en positivo: en los últimos veinte años tanto la energía solar como la eólica han crecido a un ritmo vertiginoso, más rápido que cualquier otra fuente de electricidad, jamás, en la historia. En concreto, la primera se ha afianzado como el principal proveedor de crecimiento eléctrico de la humanidad.
En un país antaño imperio, y ahora a un paso de hazmerreír convertido, se eligió por presidente a quien gran mentiroso es y hubo sido. Afición que algunos creían había perdido, pero para mayor desamparo y desconsuelo, una vez más había mentido.
Todas las personas amables, caritativas, optimistas y buenas con la vida y la naturaleza tienen un lenguaje corporal positivo, constante, agradable y fraternal. Pero si mientes o dices la verdad, tu cuerpo también habla.
Si Sánchez realmente cree en la justicia española como dijo en sede parlamentaria, ésta no debiera ser una de las circunstancias que le han llevado a tomar la determinación tomada.
Llegó el día de la verdad y al abrir las urnas se observa que casi todos los augurios se han confirmado.
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