Sánchez Vara, triunfador de la feria de Ajalvir
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
El pasado fin de semana se abrió de manera oficial la temporada 2006 con la feria madrileña de Ajalvir. El frío fue uno de los grandes protagonistas del abono. Resultaba prácticamente imposible estar sentado en un tendido a dos grados bajo cero presenciando la corrida de toros celebrada el pasado domingo. Ante este frío siberiano, no fueron muchos los aficionados que se atrevieron a presenciar los festejos.
La feria se inauguró el viernes 27, con una novillada de Víctor y Marín. El encierro fue realmente chico, algunos abecerrados y su juego resultó muy desigual. Los hubo manejables, como los dos primeros, o con más problemas y dificultades, como los tres últimos.
Lo más destacado del festejo lo hizo Alberto Lamelas frente a su segundo, por las muchas ganas que imprimió en los tres tercios. Con la muleta no brilló tanto, ya que acusó un feo y manido codilleo. Dio una vuelta al ruedo. En el quinto se fue a portagayola para enfrentarse a un utrero que planteó dificultades. Lamelas aprobó el examen.
Poco hay que decir de Martín de Vidales, que sorteó uno de los novillos más potables de la tarde, el primero, y se mostró precavido y espeso. Otro tanto hay que decir de “Chechu”, que estuvo muy desdibujado toda la tarde y a punto estuvo de que su segundo astado regresará a chiqueros ante su fallo a espadas. El sábado 28 llegó el turno del festejo de rejones con la lidia de toros de Vicente Haro. Lo más relevante de la tarde lo protagonizó Rubén Sánchez, que se llevó tres orejas. Javier San José cortó una de cada uno de sus oponentes y Sergio Vegas se conformó con un trofeo.
Las maneras de Torres Jerez
El domingo 29 se celebró una corrida de toros con el hierro de Gabriel Rojas, un encierro de correcta presencia y donde, dentro de un conjunto diverso, hubo animales con posibilidades y otros con genio.
El triunfador de la tarde fue Sánchez Vara, que se llevó tres orejas en el esportón, aunque para él fue el lote más apto. Valeroso toda la tarde, la faena más notable la protagonizó en el cuarto, donde tras exprimir al máximo al toro,Vara prendió un estoconazo hasta las cintas.
De Torres Jerez brotaron los momentos más inspirados y sentidos de toda la tarde. Torres dejó verónicas de gran pureza en el tercero y con la franela facturó muletazos con pureza y donaire. A pesar de fallar a espadas, paseó una oreja. Con el que cerró plaza el diestro acusó estar muy tierno, pero dejó patente ser un torero muy a tener en cuenta. No podemos decir lo mismo de Rafael de Julia, que nadó toda la tarde en un mar de desconfianza.