Los conservadores mandan en el Parlamento iraní
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Con una participación del 60% del padrón, los conservadores se impusieron en las elecciones paralmentarias de Irán. A la espera de los resultados oficiales los conservadores obtenían dos tercios del Parlamento.
Irán ultimaba anoche el recuento de los votos emitidos en las elecciones legislativas del pasado viernes que, según la UE, no han sido "ni justas ni libres". Los resultados filtrados a los medios oficiales confirmaban el esperado triunfo conservador, pero aún eran insuficientes para determinar si el Parlamento estará dominado por fundamentalistas o pragmáticos dentro de esa corriente. Entretanto, las autoridades celebraban una elevada participación cuyas cifras resultaban contradictorias.
El ministro del Interior, Mostafa Purmohammadi, anunció el sábado una participación por encima del 60%. Sin embargo, según los datos facilitados por el propio ministro, acudieron a las urnas 22.839.000 iraníes sobre un total de 43.700.000 potenciales votantes. Es decir, el 52,26%, ligeramente por encima del 51% que se registró en las anteriores legislativas, en 2004. Tal vez lo más curioso sea que el 68,4% de los votantes fueron mujeres. En Teherán, donde los periodistas extranjeros vieron poco entusiasmo electoral, el gobernador, Husein Tala, cifró la asistencia en un 40%.
Calcular el número total de votantes no resulta complicado porque las papeletas se arrancan de unas libretas en las que queda una matriz con la huella dactilar del votante. De este modo, basta con contar las libretas utilizadas en cada colegio electoral para saber cuántos iraníes han ejercido su derecho al voto. La asignación de los escaños resulta más complicada porque a pesar de que este año las papeletas se habían preparado para su tratamiento informático, el Consejo de Guardianes ha insistido en su recuento manual.
A la espera de los resultados oficiales, que el Ministerio del Interior esperaba tener listos hoy, lunes, los conservadores obtenían dos tercios del Parlamento. De los 290 escaños de la Cámara, esa corriente lograría entre 113 (según la agencia oficial de noticias Irna) y 163 (según la cadena en inglés Press TV), frente a los 30-31 de los reformistas.
Otros 40 se atribuyen a candidatos cuyas tendencias políticas no están claras y cinco a los representantes de las minorías (dos cristianos armenios, un zoroastriano, un judío y otro para asirios y caldeos). Medio centenar tendrán que decidirse en una segunda vuelta porque los candidatos no han obtenido el mínimo de votos exigido. Aún quedaba otra veintena por asignar, la mayoría en Teherán.
"Más del 70% de los escaños se han adjudicado a los defensores de los principios", declaraba satisfecho Shahabeddin Sadr, uno de los conservadores que esperaba obtener acta de diputado por Teherán. También los reformistas consideraban que, dadas las circunstancias, no han salido mal parados. El Consejo de Guardianes vetó a la mayoría de sus candidatos, por lo que la UE estima que el proceso "no ha permitido una verdadera competencia".
"A pesar de todas las restricciones, hemos logrado alterar los planes de nuestros adversarios", proclamaba por su parte Abdollah Naseri, el portavoz de la Alianza Reformista. Naseri dijo que esperaba obtener hasta un 20% de los escaños, pero a falta de la segunda vuelta aún estaban lejos de ese objetivo.
La esperanza de los reformistas se centraba sobre todo en la posibilidad de formar un frente común con los conservadores moderados para ejercer de contrapeso al Gobierno de Mahmud Ahmadineyad. "El presidente afrontará más retos en el próximo Parlamento que en el saliente", auguraba Mohamed Alí Abtahí, quien fuera vicepresidente durante el mandato de Mohamed Jatamí.
Sin embargo, si los resultados de Teherán sirven de ejemplo para el resto del país, tal eventualidad se presentaba difícil. Tres miembros del Agradable Aroma del Deber, el grupo de Ahmadineyad, se habían asegurado uno de los 11 escaños ya asignados en la capital, y otros cinco estaban bien situados para la segunda vuelta. Mientras, sus rivales en el campo conservador sólo tenían a un candidato con posibilidades.