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PUNTO DE VISTA

El hospital y la Chopera

Santiago Grande Aguilera

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
El hospital y la Chopera
Es completamente falso que sea innecesario que los villalbinos y la sociedad serrana conozcan el emplazamiento del futuro hospital comarcal que se va a construir en Collado Villalba para dar cobertura sanitaria a una población masificada y desatendida a lo largo de los últimos treinta años por las distintas administraciones en lo concerniente al sistema de salud público.

Por esta acuciante necesidad que padecemos hoy, en contraposición al auge fagocitador de la sanidad privada (que recibe de la Comunidad de Madrid y ayuntamientos todo tipo de privilegios, como puede ser la liberación y cesión de suelo público gratis para la implantación de sus instalaciones), es por lo que resulta difícil entender las declaraciones realizadas en sentido contrario por José Pablo González, alcalde de Collado Villalba, en el transcurso de la tradicional comida de hermanamiento con los medios de comunicación serranos. ¿Debate innecesario en torno a la ubicación del hospital? Semejante afirmación por parte de nuestro máximo representante denota el interés premeditado por ocultar información verdaderamente valiosa para los ciudadanos, pues sin duda alguna no son equiparables situaciones dispares en lo que atañe a la futura ubicación del hospital, y las expectativas de toda índole que se abren automáticamente con la decisión que se adopte en un sentido u otro. Para ser más claro, la no disimulada obsesión del Ejecutivo villalbino por acabar con el paraje natural de la Chopera -catalogado por el PGOU como Monte Preservado- para abrir un nuevo frente de penetración urbanística en este sector, con la coartada de la construcción de un nuevo hospital, conlleva una serie de connotaciones políticas, sociales y medioambientales negativas que José Pablo González no se atreve a explicar a la ciudadanía por manifiesta cobardía contrastada y temor a un posible rechazo popular. Analicemos, pues, los puntos cardinales que dificultarían la ejecución de la alternativa posiblemente escogida, aunque aún se encuentre en el terreno de las hipótesis: En primer lugar, como ya hemos reseñado, la Chopera está preservada por la máxima figura de protección ambiental -exceptuando la de Parque Nacional-, lo cual quiere decir que se haría necesaria para la ubicación y construcción del hospital en dicha demarcación la modificación de la Ley Forestal, gestiones administrativas aparte, llevadas a cabo en Madrid de modo discreto para homologar la normativa comunitaria a este caso, teniendo en cuenta además que la zona en cuestión está aún afectada por las medidas cautelares contenidas en las normas que rigen la desafectación (30 años) de las actividades futuribles a llevar a cabo en lugares colindantes con vertederos. Recordemos, no en vano, la existencia insostenible del basurero de Lobo Cojo hasta hace no mucho tiempo, que tuvo el dudoso honor de quemar químicamente la vegetación de las cercas situadas más al sur (Cerca del Tío Curro y Cerca de la Venta) y la Chopera a través del arroyo del Cantizal, en años de fuertes lluvias, para desembocar en el arroyo de la Poveda. En segundo lugar, el alcalde prometió conservar la Chopera en el PGOU (año 2000), como así fue, por la argumentación anteriormente expresada, y además como paraje de esparcimiento público y libre y como Monte Preservado que actúa de franja-colchón del resto de montes preservados al Norte. ¿De nuevo nos va a traicionar? Es obligado hacer mención a la Cañada Real Segoviana que linda al Sur con la Chopera y que se vería también afectada.

Como podrán ir comprobando, todas las piezas del puzzle encajan: nos niegan la calidad medioambiental y el derecho a estar informados y a participar políticamente en el destino de un paraje natural válido para nuestro disfrute, que además es de titularidad pública.

Por el contrario, el único lugar decente para la construcción del hospital, los terrenos contiguos a la ITV, con magníficos accesos con la A-6 y con RENFE, se encuentran ocupados por una escombrera ilegal en beneficio de unos pocos. Ya nos imaginamos por qué el señor Alcalde ve innecesario el debate, siendo el garante plenipotenciario de los poderes fácticos que colonizan impunemente nuestras limitadas tierras.
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