Los aullidos de Lobo Cojo

Tras una semana de vacaciones, Lobo Cojo se ha reincorporado al trabajo de muy buen humor y con ganas de marcha. “Me hacen versos, me colocan en la segunda página del calendario del Ayuntamiento, me proponen para ser la mascota de nuestro pueblo...¿qué más quiero?. Además, no fumo y por eso ni estoy nervioso ni siento esa ansiedad que detecto desde el pasado lunes a algunos conductores cuando pasan por mi florida rotonda. A propósito de la ley antitabaco les voy a contar el chismorreo que estos días anda de boca en boca en la Casa Grande, es decir, por los aledaños de la plaza de la Constitución. Sabido es que JP, al menos hasta finales de diciembre, era un fumador empedernido, de los de dos o tres paquetes diarios, y la pregunta que se hacen los que lo conocen es: ¿seguirá fumando en su despacho? ¿lo hará en el coche oficial? Y es aquí, precisamente, donde saltan las suspicacias: ¿es el supercoche del señor alcalde un habitáculo público y por tanto contemplado por esta ley como una zona sin humos? Y si lo es, ¿tendrá que mantener el conductor las ventanas abiertas durante los viajes que realice para no convertirse en un fumador pasivo (nos consta que Adolfo, como buen deportista, no fuma), o por el contrario pasajero y conductor han hecho un pacto para que evitar las denuncias. Las dudas quedan ahí y no se disiparán hasta que JP salga a la palestra y nos diga que por fin ha dejado de fumar”.