El mirador
Navidad, ahorro y sostenibilidad
A. Martín
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Ahora, como todos somos tan progres y tal, se está implando la idea de que la Navidad -sólo la Navidad, curiosamente no los carnavales o cualquier otro festejo- trae consigo devastadoras consecuencias para el medio ambiente debido a la saturación de adornos luminosos, estrellitas de colorines y demás mandangas, por lo que la Federación Española de Municipios ha recomendado que se tomen medidas al respecto.
Y muchos ayuntamientos, para demostrar su obediencia, ya las han tomado, retrasando la inauguración del alumbrado navideño casi una semana con el fin de adecuarse a las nuevas directrices de la sostenibilidad mundial. Esto en algunos municipios, sobre todo en aquellos donde donde la iluminación es muy pobretona, hace que sus vecinos no sepan si están en Navidad o en un funeral.
Obviamente, eso del ahorro energético y la sostenibilidad está bien y todos debemos poner nuestro granito de arena, pero algo huele en esta historia a chamusquina. De hecho, ya hace varios años que ciertos sectores supuestamente progresistas, están presionado con fuerza para evitar, en el nombre de la multiculturalidad entendida de una forma patatera, que los colegios con un porcentaje significativo de niños inmigrantes monten belenes o árboles navideños, ya que eso puede causar repelús a los alumnos de otras confesiones religiosas. O sea que un niño musulmán puede sentirse herido si ve el típico Nacimiento o si su amigo del colegio, cristiano y represor, entona el Noche de Paz o se marca una coplilla con los peces que beben en el río.
¿Solución?. Muy sencilla: cuantos menos belenes, luces y villancicos, mejor, que aquí a comprensivos con las demás culturas no nos gana nadie. Y a sostenibles, tampoco y a giliflautas menos aún.