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La nueva Ley Antitabaco desata las críticas de los hosteleros de la zona

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
LOS LOCALES con más de 100 metros cuadrados tendrán que hacer obras para separar físicamente a los fumadores
LOS LOCALES con más de 100 metros cuadrados tendrán que hacer obras para separar físicamente a los fumadores
Durante estas fiestas, el gran tema de conversación durante las cenas y comidas de Nochebuena y Navidad ha sido el del tabaco, y más concretamente la entrada en vigor de la ley impulsada por el Gobierno, que está suscitando fuertes debates en la sociedad y ha provocado duras críticas por parte de los hosteleros, que tendrán que adecuar sus establecimientos a la nueva normativa.

Por supuesto, hay opiniones para todos los gustos, desde quien valora positivamente esta cruzada antitabaco hasta quien entiende que no va con él, pasando por algún fumador que amenaza con empezar el año con un habano en su bar favorito. En cuanto a la prohibición de fumar en los centros de trabajo, ha sido asumida con mayores o menores reticencias, y sabiendo que inevitablemente habrá conflictos con algunos compañeros no fumadores, obligados a convertirse en vigilantes ante la confirmación de que el Ministerio de Sanidad no va a incrementar las inspecciones. Donde comienzan las verdaderas discrepancias en en los bares, y en la Sierra, como en el resto del país, la polémica está servida. “Es que nos podemos quedar sin clientes, porque aquí la gente viene a echar la partida, con su cigarro o su puro, y eso no podemos prohibirlo”, comentaba el propietario de un establecimiento en Villalba Pueblo.

Los más afectados por la entrada en vigor de la Ley Antitabaco son los locales de menos de 100 metros cuadrados de superficie, ya que tendrán que elegir entre dejar o no dejar de fumar. De momento, según distintos estudios, más de la mitad de los responsables de estos establecimientos aseguran que tendrán que hacer algún tipo de obras. Hay algunos que lo tienen claro, como el propietario de un céntrico bar de copas en Galapagar, quien indica que en su local se permitirá fumar; lo contrario, añade, le quitaría buena parte de su clientela. Esta parece ser la tónica en los establecimientos de ocio, tal como explica un joven empresario de Villalba. En todo caso, a la entrada de su local deberá figurar de manera bien visible un cartel que advierta explícitamente de que en ese local sí se permite fumar. Es decir, que no se trata de un espacio libre de humo.

Respecto a los locales de más de 100 metros cuadrados, tendrán que establecer una separación física (un muro de al menos 30 centímetros de grosos, no vale una simple mampara) entre la zona de fumadores y la de no fumadores. Una medida que ha sido fuertemente cuestionada por los hosteleros de la Sierra, tal como explicaba uno de los responsables del bar Las Murallas, uno de los establecimientos más concurridos del polígono industrial P-29 de Villalba, quien considera que se trata de una discriminación y de un ataque desmedido hacia los fumadores. De momento, las obras no tendrán que realizarse con carácter inmediato, puesto que el plazo de adaptación se mantendrá hasta el 1 de septiembre de 2006. En todo caso, tendrán que ir pensando en una solución, porque a partir de esa fecha se empezarán a aplicar las sanciones a quienes no cumplan la normativa. En ese mismo local, una clienta de mediana edad, trabajadora en uno de los comercios de la zona, señalaba que con esta ley se convierte a los fumadores en “apestados”. “Lo que pasa es que nosotros somos mucho más tolerantes con los no fumadores que ellos con nosotros, porque si a mí me pide alguien que apague el cigarro, lo apago, pero parece que nosotros no tenemos derecho a fumar cuando estamos en un sitio público en nuestro tiempo libre”.

Otro problema importante es el que habrán de solventar los propietarios de establecimientos donde, además de bar, hay un espacio reservado para servir comidas, principalmente menús diarios. Locales que suelen contar con dos zonas diferenciadas, aunque ninguna de ellas de dimensiones tan grandes como para establecer en ambas una separación física con la que crear esos denominados espacios libres de humo. En estos casos parece que la disyuntiva está entre optar por una de las dos vías de negocio, cuestión muy difícil cuando se trata de clientes “de toda la vida” que acuden a echar la partida a primera hora de la tarde, con un puro en una mano y las cartas en la otra. Una imagen que, de una u otra manera, parece condenada a desaparecer. El responsable de un bar-restaurante en San Lorenzo mostraba su rechazo a la normativa impulsada por el Gobierno central y, a dos días de la entrada en vigor de la ley, aún no tenía demasiado claro lo que iban a hacer. Una situación que comparten muchos establecimientos, que seguramente opten por dejar pasar los primeros días hasta comprobar la postura de sus clientes más habituales.

Finalmente, en la mayor parte de los locales con más de 100 metros sí se permitirá fumar, aunque con los preceptivos espacios acotados para los fumadores. Optarán por esta vía principalmente las discotecas y salas de fiestas, además de los bares de copas y las cafeterías de grandes dimensiones, como ocurre en establecimientos consultados en Villalba, Galapagar, Torrelodones, El Escorial, Guadarrama y San Lorenzo.

En todo caso, lo que parece claro es que a partir de pasado mañana, 1 de enero de 2006, los fumadores lo tendrán mucho más difícil.
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