Tribuna
‘Collado Villalba para los niños’
Santiago Grande Aguilera
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Con motivo de la reedición por parte de la concejalía de Educación del Ayuntamiento de Collado Villalba del libro destinado a los colegios de educación primaria, que lleva por nombre el encabezamiento de este artículo, creo que conviene hacer una serie de puntualizaciones que desmitifican los presuntos fines instructivos que se persiguen en el mismo, y arrostran el alumbramiento de una realidad local -tanto el componente físico del medio natural como del urbano, así como el factor humano y social- muy diferente al que pretenciosamente quieren transmitir con lenguaje autocomplaciente, el alcalde, José Pablo González y el concejal de Educación, Juan Concepción, en las intervenciones escritas al comienzo del libro que refrendan su supuesta valía pedagógica como herramienta educativa del mismo.
Sin más preámbulos se hace necesario comentar una serie de perlas semánticas y gráficas de dicho libro, que nos va a ilustrar fehacientemente a que nos referimos: a) “¿Qué es un municipio?” Es un territorio gobernado por el alcalde y los concejales.(pág.15) En este supuesto, parece que el grupo humano, su idiosincrasia e identidad cultural queda relegado a un segundo plano cuando en la siguiente página se dice: “El municipio lo formamos también las personas que vivimos en él”. Siempre ha habido jerarquías. b) “¿Qué harías tú?”(pág.16). Hace referencia a la problemática de las construcciones ilegales sin licencia de construcción. No dice nada nuevo, se trata pues de una obviedad. Tan sólo debe consistir en aplicar realmente lo que verdaderamente importa, y aún así, parece que existe algún que otro edificio en la plaza de la Constitución, en el que por ser declarado Bien de Interés Cultural, no podía actuarse tanto en su estructura como en su fachada, y mucho menos levantar una altura más sobre la ya existente. ¿A qué no saben de cual se trata? C) Cambio de la fisonomía de Collado Villalba y su paisaje: “...Y dónde había bosques de encinas y otros árboles los arrancaron para construir casas, pues era un gran negocio” (pág.98). Es de agradecer su sinceridad al menos en este caso. ¿Se acuerdan del edificio abrazafarolas o el de La Huerta? Para qué seguir. d) Flora de Collado Villalba. El Plátano: “En toda la zona de Batalla de Bailén hay plátanos”(pags. 126 y 144). Estupendo, han resucitado nuestros queridos plataneros de Batalla de Bailén.
Y como guinda a toda esta retahíla de despropósitos: “La Vaca Mensajera”, “PGOU de C. Villalba, menudo churro” (pág. 102), de la que se deduce claramente las ventajas para la sociedad villalbina -y serrana por extensión- de organizarse a nivel colectivo para defender eficazmente la integridad de su patrimonio natural, ejemplo a seguir en un futuro nada halagüeño como referencia de la actividad social de nuestros pequeños. Siendo así, la pregunta surgen instantáneamente: dada la preocupación por el medio ambiente de nuestro municipio por parte del gobierno socialista que actualmente nos rige, y su interés por la conculcación a nuestros menores en la defensa de “las cosas buenas del pueblo”, ¿por qué aprobaron el PGOU, contra el que algunos tanto peleamos? Si tan buenos fines y objetivos persiguen ¿por qué lo hicieron? ¿No será por el dinero o “para hacer negocio” como se dice en la pág. 98?.
Esta aparente contradicción en la errática conducta del Ejecutivo socialista, se enmarca en la política de promoción de la esquizofrenia colectiva, que pretende transmitir a la sociedad el mensaje opuesto a las actuaciones urbanísticas aberrantes que se practican, apropiándose de un discurso que han hecho suyo sin realizar dicha labor en absoluto, esto es, el desarrollo sostenible. No se paran ante nada con tal de controlar todo el espectro de la vida social y comunitaria de un pueblo, incluido el pensamiento y la capacidad de crítica constructiva de las personas. Y si para ello tienen que ahondar en el sistema educativo lo harán sin el mínimo sonrojo, engañando y manipulando las conciencias más tiernas de los peques villalbinos.