Se trata de un refuerzo de las actuaciones que se llevaron a cabo hace poco más de un año, en aplicación del Plan de Ordenación del Monte de Boadilla y Las Encinas, y que ahora es necesario repetir por el uso indebido de los caminos cerrados por parte de peatones y ciclistas.
En concreto, se está actuando en caminos que realizan un recorrido paralelo a uno de los caminos permitidos, y en los caminos usados para atajar. En ambos casos el tránsito de personas perjudica a la flora y la fauna y favorece la compactación y degradación del suelo.
La primera actuación consiste en arar el camino para sembrar después una mezcla de herbáceas y arbustivas que se entierra mediante el arrastre de otro apero. La mezcla de siembra está compuesta de semillas de plantas autóctonas; dicha siembra favorecerá la regeneración rápida de las zonas en restauración y permitirá una rápida integración con el paisaje.
En total se va a labrar y sembrar una extensión de caminos de unos 60 kilómetros.