Este no hace autocrítica real, es decir, más bien se aprovecha del cambio climático y el resultado es que la gente debe de comprar coches eléctricos, vigilar las horas de consumo de energía y etc.
Han generado hasta ministerios con esa denominación. No obstante, hoy seguimos viviendo en un mundo ya altamente contaminado donde en muchos lugares el aire es irrespirable y en otros el cansancio nos acusa por disponer de oxígeno en mal estado.
Los estados están ahora obsesionados por crear espacios verdes en las ciudades y que los cuidemos, el reciclaje, pero por otro lado siguen desforestando, impulsando agronegocios destructores para el medio ambiente, continúan expandiendo la mega minería y etc...
Parece, en la práctica, que este ecologismo excluye a diferentes poblaciones y esto es una realidad que cualquiera puede verla.
Un ecologismo verdadero es el que pone al ser humano como valor central: tenemos que proteger la naturaleza porque de ella venimos y porque ella nos cuida. Sin ella no existiríamos.
No podemos echar a unos pueblos de sus espacios y destruir su hábitat y aquí, para justificarnos, nos compramos un coche eléctrico.