Como viene siendo habitual en los malos gobernantes locales, después de pasarse cuatro años sin dar ni un palo al agua y cuando empiezan a ver a la vuelta de la esquina una nueva convocatoria electoral, se ponen nerviosos ante el peligro de perder ‘su poltrona’, e intentan recuperar el tiempo perdido vendiendo a sus sufridos representados su ‘buen hacer’ durante los últimos cuatro años, un cuatrienio que, como ha sucedido en Collado Villalba, ha transcurrido con más pena que gloria gracias a la inacción de un equipo de gobierno que perdió a su patrón, Agustín Juárez, alcalde popular implicado presuntamente en el cobro de comisiones del ‘Caso Púnica’, tras obtener una mayoría abrumadora de votos en las elecciones municipales celebradas en 2016. Esas elecciones ganadas por el PP o perdidas por la nefasta gestión de los gobiernos socialistas regidos por Jose Pablo González que les precedieron durante tres legislaturas consecutivas y en las que se derrochó a manos llenas la tesorería municipal, despilfarro que culminó con la obra del túnel-parking de Honorio Lozano, en la que se duplicó sin justificación alguna el presupuesto de una obra que carecía de sentido alguno. Este es el ‘pecado’ más grave de los socialistas y del que tardarán bastante tiempo en redimirse.
Claro, que poco bueno, al menos en cuanto a gestión se refiere, podemos decir sobre estos últimos cuatro años de legislatura, la que finaliza el próximo mes de mayo y en la que el Ejecutivo presidido por Mariola Vargas –PP-, pese a contar con algunos apoyos puntuales de Ciudadanos, va a terminar su mandato con más pena que gloria. No es cierto pues, como dice la regidora villalbina, que ‘su gobierno está cumpliendo los compromisos adquiridos’ y para comprobarlo solo hay que ver cómo está la ciudad, sucia, abandonada, con las cifras de paro más altas que nunca y con la inseguridad campando a sus anchas, mientras los coches de la Policía Local lucen en sus cristales unos avisos donde advierten a los conductores de otros vehículos que no se acerquen mucho a ellos porque no frenan bien. Vergonzoso pero cierto, diga lo que diga la señora alcaldesa. Cierto es que se ha rehabilitado el Pabellón Quique Blas, pero la segunda obra prevista para la actual legislatura, es decir la remodelación de la Plaza de Los Belgas que anunciaron a bombo y platillo que se iba a realizar antes de finalizar la actual legislatura, ha sido paralizada porque, al parecer el proyecto aprobado contempla la reducción del número de puestos de vendedores y, caso de ser cierto eso y en vísperas de unas elecciones podría provocar más de un altercado público. De ahí el secretismo que rodea a este polémico proyecto.