La mayoría de los municipios de la Sierra de Guadarrama, en vísperas de la temporada invernal suelen hacer acopio de sacos de sal para paliar las secuelas de la nieve en sus calles. Y decimos la mayoría, porque no todos sus dirigentes son lo suficientemente responsables como para cuantificar y prevenir el riesgo que supone para la integridad física de sus vecinos el poner los medios necesarios a su alcance para facilitarles el tránsito tanto a pie como en coche por su lugar de residencia.
Así, aquellos municipios precavidos de la Sierra, entre los que desde luego no está Moralzarzal, además de disponer de medios mecánicos para limpiar la vía pública, cuentan en sus almacenes con miles de kilos de sal para en caso de necesidad ser esparcida por aceras o zonas muy transitadas, caso de los colegios públicos, ambulatorios, etc. Y así, cuando llega la nieve por sorpresa, como ha ocurrido este año, los empleados municipales estén en condiciones de afrontar el problema. Lo lógico es que los servicios municipales empiecen a echar sal en el inicio de la nevada para evitar que esta cuaje en el suelo, evitando con ello riesgos a conductores y viandantes. Pero en Moralzarzal no se tomaron estas medidas preventivas y luego pasó lo que pasó: niños sin poder acudir al colegio, personas mayores metidas en casa, caídas inevitables, sustos, etc.
Para poner de manifiesto uno de los muchos casos acaecidos, reproducimos hoy la carta enviada por un vecino de Moralzarzal (David de los Ríos) a El Faro del Guadarrama el pasado 8 de enero, en la que entre otras cosas este ciudadano decía: “Hoy lunes, 8 de enero, primer día de colegio después de las vacaciones de Navidad, hemos sufrido nuevamente las consecuencias del abandono al que nos tiene sometido el Ayuntamiento de Moralzarzal. Debido a la nevada de ayer y la helada caída por la noche, esta mañana cuando hemos llegado al colegio (Leonardo Da Vinci) con nuestros hijos, nos hemos encontrado con la acera de acceso convertida en una pista de hielo en sus poco más de 20 metros de longitud que separan el tramo que une el aparcamiento de tierra (lleno de socavones, del que solo se acuerda el señor Alcalde para ir a tirar los fuegos artificiales en fiestas), con la entrada principal del colegio. ¿Es tan complicado ser el responsable de la gestión de una ciudad y no darse cuenta de que después de una nevada conviene esparcir sal por las calles y aceras y especialmente por los principales centros de trabajo o afluencia de público? ¿Y en Moralzarzal cuáles son estos? Pues fundamentalmente los tres o cuatro colegios que hay.
Me parece de una irresponsabilidad tremenda la dejadez habitual con que se trata este tema teniendo en cuenta los cientos de niños que acceden a este colegio por ese lugar y a decenas de padres con niños más pequeños en brazos para intentar evitar los resbalones de los más pequeños y sin la presencia de ningún trabajador municipal tratando de solucionar la situación que se repitió durante varios días. Entiendo que el colegio sea privado, pero hasta donde yo sé, la vía pública depende del Ayuntamiento”.
Un contrato del Siglo XXI
Y mientras en la calle sucedía todo eso, la revista municipal correspondiente al mes de noviembre los responsables del gobierno local presumían del nuevo ‘supercontrato’ firmado con la empresa Urbaser de recogida de basuras que calificaban como “un servicio renovador fruto de meses de trabajo y de análisis exhaustivos de nuestro municipio”. Posiblemente lo elaborarían en los meses de verano porque no se entiende que no contemplasen en el mismo los problemas invernales, pues el estudio citado ni siquiera contempla las intervenciones por nevadas o hielo, algo inaudito en un municipio de la Sierra donde las precipitaciones de nieve no suelen ser precisamente una casualidad. Por ello es lógico que ahora los vecinos se echen las manos a la cabeza al comprobar como las calles estaban cubiertas de nieve y hielo y sin disponer siquiera de maquinaria para retirarla. Y lo que aún es peor: ni un solo kilo de sal sobre la acera y el asfalto. Esperemos que de aquí al Siglo XXI, las autoridades municipales tengan tiempo de rectificar un contrato que a la vista de lo acontecido estos días no parece ser ‘tan maravilloso’.