Ayuntamientos y financiación

Es obvio que los ejecutivos locales se encuentran cada vez con más dificultades a la hora de satisfacer las “necesidades” de sus ciudadanos. Esta dificultad radica, principalmente, en la escasa autonomía que tienen los consistorios a la hora de establecer nuevos impuestos, pues lo único que pueden hacer al respecto es asumir la responsabilidad de subirlos o bajarlos.

La vía más factible para poder abordar con éxito todas las demandas que tienen los ayuntamientos sería poder generar nuevos impuestos o modificar los ya existentes. Actualmente existen dos maneras para hacer contribuir a los vecinos: en función de la capacidad económica que manifiestan y/o en función de los servicios que reciben. Sería impensable establecer un sistema tributario centrado exclusivamente sobre la prestación de servicios, porque de esa manera pagarían igual los ricos que los pobres, máxime teniendo en cuenta que muchos de estos servicios son de utilidad básica.

Por eso creo que resultaría bastante interesante que a la hora de formar los nuevos gobiernos municipales, sus responsables establecieran una “hoja de ruta” en la que quedasen plasmados los objetivos a consumar en los próximos cuatro años de legislatura, porque sólo así se alcanzaría la transparencia necesaria para conocer en todo momento de donde venimos y hacia donde vamos. Pero mucho me temo que esto, al menos de momento, sólo sea una hipótesis.