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‘El Faro del Guadarrama’ cierra una etapa: gracias a todos los que nos han acompañado durante estos años

‘El Faro del Guadarrama’ cierra una etapa: gracias a todos los que nos han acompañado durante estos años
viernes 02 de octubre de 2015, 00:36h

En mayo de 1986 se publicaba el primer número de El Faro del Guadarrama, que semana a semana fue convirtiéndose en un medio de referencia en los municipios de la Sierra. Después, en 1999, llegó un parón de algo más de seis años, hasta que el 7 de octubre de 2005 se iniciaba esta segunda etapa que ahora cerramos. Han sido casi 1.200 números, pero sin duda éstas son las líneas más difíciles de escribir a lo largo de la dilatada historia de esta cabecera, y lo son porque resulta tremendamente complicado decir adiós después de tanto tiempo. Sin embargo, las complicadas circunstancias económicas que esta publicación vive desde hace años han obligado a la empresa editora a tomar esta dura decisión, de manera que, desde este viernes, El Faro del Guadarrama dejará de publicarse en papel, aunque se mantendrá la edición digital.

La crisis ha azotado con especial virulencia a la prensa, y especialmente a los medios escritos, haciendo inviable la continuidad de este proyecto, que se ha mantenido a flote en muchas ocasiones haciendo verdaderas piruetas y gracias también a la profesionalidad de sus trabajadores. A ellos es obligado referirse en este último editorial: a los actuales y a todos los que han pasado por esta Redacción a lo largo de estos casi 30 años de periodismo local. Periodistas, fotógrafos, comerciales, maquetadores, administrativos y colaboradores que han ido construyendo El Faro del Guadarrama. Por supuesto, también hay que agradecer la confianza de todos los anunciantes que eligieron este medio para dar a conocer sus productos y servicios; muchos de ellos, especialmente estos últimos años, han atravesado igualmente momentos complicados, en un contexto de dificultades económicas que se ha convertido en una espiral cuya salida cuesta vislumbrar. Pero, por encima de todo, hay que recordar a los lectores, porque sin ellos estas miles de páginas no tendrían sentido. Sólo así puede entenderse la labor periodística: desde la óptica del interés general. A ese cometido nos hemos dedicado durante este tiempo, con nuestros aciertos y sin duda también con nuestros errores, pero siempre con la intención de mantenernos fieles a ese compromiso de servicio, algo que resulta esencial cuando hablamos de prensa local. Este medio no ha querido ser más que eso: un semanario nacido para reflejar la actualidad de la Sierra de Guadarrama. Nada más y nada menos.
La segunda etapa de este medio se inició hace 10 años con un lema (“Nosotros contamos lo que otros callan”) que era especialmente necesario en un momento en que Collado Villalba estaba dominado por el despótico absolutismo de quienes entonces gobernaban la localidad. Denunciamos aquellos años el despropósito del túnel-parking de Honorio Lozano, cuando conceptos como “transparencia”, “austeridad” y “control del gasto” no formaban parte del vocabulario habitual de nuestros políticos. Las presiones recibidas como consecuencia de las noticias publicadas en estas páginas fueron durísimas; aún así, conseguimos aguantar. Ahora, cuando definitivamente las circunstancias económicas obligan a echar el cierre, no nos cabe duda de que habrá quien esboce una sonrisa de medio lado, un gesto de satisfacción. Pero que nadie se lleve a engaño: ahí también está el orgullo de El Faro del Guadarrama, un periódico que muchas veces ha resultado incómodo, con independencia de los colores políticos. Si en alguna ocasión hemos ‘molestado’ es señal de que no lo hemos hecho tan mal.
Más allá de la política, El Faro del Guadarrama echó a andar con la intención de formar parte de la sociedad serrana, de integrarse en sus poblaciones, de agitar el debate siempre necesario, de convertirse en una ‘herramienta’ útil para los vecinos, que pudieran encontrar aquí un lugar donde informarse, pero también un medio cercano al que trasladar sus quejas, denuncias, sugerencias y problemas. También, por supuesto, las buenas noticias. Hemos vivido de cerca las alegrías y decepciones de los distintos equipos deportivos de la comarca, los festejos taurinos, las fiestas de cada uno de los pueblos de nuestro ámbito de cobertura, los logros de serranos ilustres y los de otros menos conocidos. Por la Sierra han pasado presidentes del gobierno, ministros, mandatarios regionales, consejeros, el rey emérito y el propio Felipe VI; pero quienes de verdad han sido protagonistas en estas páginas pertenecen a la realidad más próxima. Es injusto hablar de nombres, porque son muchos los que se quedarán en el olvido, pero ahí están los de Edurne, José Tomás, Carlos Soria, el Tragamillas o, más recientemente, el ciclista gurriato Carlos Verona, el piloto guadarrameño Rubén Gracia o el torero de Galapagar David Martín Escudero. La esperada declaración del Parque Nacional, las mejoras a nivel de infraestructuras, los despropósitos urbanísticos, el Auditorio de San Lorenzo, las denuncias medioambientales, el derroche económico, las protestas reclamando una educación pública de calidad, los históricos Premios Naranja y Limón a los Populares de la Sierra, los pactos y las mociones de censura, el cambio político, los cruces de acusaciones, la construcción (y, tras años de retraso, la apertura) del Hospital de Collado Villalba, el movimiento ciudadano contra el cierre de varias salas en el Monasterio y centenares de noticias más han formado parte de la realidad que hemos contado como mejor hemos podido y sabido. Lo hemos vivido en primera persona porque sólo así se puede entender el periodismo local, metiéndose de lleno en aquello de lo que estamos hablando, y porque, además, es lo que nos toca más de cerca.
Llegamos así, desafortunadamente, a nuestro último número, sin querer convertir esta despedida en un velatorio. Por eso El Faro del Guadarrama no pretende decir adiós al papel con lamentaciones, sino mirando atrás con la satisfacción de haber estado ahí, llegando cada semana a miles de personas desde 1986. A la vez, queremos pensar, como afirmó el poeta estadounidense T. S. Eliot, que el final es el lugar del que partimos. Ha sido un camino muchas veces difícil, en el que ha habido que sortear numerosos obstáculos -incluyendo insultos y descalificaciones desde el anonimato de las redes sociales-, pero siempre apasionante, en el que lo que queda, más allá de la nostalgia, es esta colección de 1.168 números y, sobre todo, el cariño y la fidelidad de nuestros lectores. Ahora, en este 2 de octubre de 2015, es el momento de cerrar una etapa, bajar la persiana y terminar este editorial con el más sincero agradecimiento a todos los que nos han acompañado a lo largo de los años. Hasta pronto.

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