Nada más llegar a Burgos, el joven de 22 años realizó toda una declaración de intenciones: “Haré la crono muy tranquilo y en lo que queda intentaré dosificar fuerzas para la etapa de casa, la de San Lorenzo de el Escorial, mi familia, mis puertos, mi gente... De hoy hasta el sábado sólo hay tres palabras en mi mente: ‘puerto de Navacerrada”. Allí, en su cima fetiche, se hizo amigo de Chris Froome, al que llevó a su casa. Allí ha entrenado cientos de veces, tantas como para equipararse en eso a Perico Delgado, de cuya hazaña en la Sierra para ganar la Vuelta se cumplen 30 años. El director de la carrera, Javier Guillén, vecino de Alpedrete y artífice de la etapa en estrecho trato con los ex alcaldes de San Lorenzo y Cercedilla, admite que vela por los homenajes: “Sí, es un guiño. Y el diseño de la etapa sirve para variar, porque hasta ahora habíamos hecho aquí llegadas en alto. Este año hemos querido una etapa de montaña con un puerto cerca de meta y llegar en bajada. Se ha buscado que cupiera todo. Somos una carrera de homenajes y, además de al grande de Perico, también homenajeamos a la tradicional Vuelta a los Puertos de Madrid, ahora que hemos tenido el fallecimiento de Román, el organizador. El ciclismo se ha construido en la historia con aquellos que le han dedicado su tiempo y su trabajo, y la Vuelta tiene que estar en reconocimiento a toda esta gente”. Y cómo no, Guillén habló de Verona: “Está en uno de los grandes equipos del pelotón, y además no es fácil estar en una estructura -Etixx Quick Step- de esa exigencia, o como le gusta llevar el equipo a Patrick Léfevere. Nos sentimos muy orgullosos de que esté con nosotros y es la mejor manera de que todos sus vecinos le den el homenaje que se merece”.
Verona lucirá el dorsal 79 que todos vieron por televisión en las etapas reina, incluidos sus más de 10.000 seguidores en redes sociales. Todos sueñan con su consagración mañana.
El descenso hacia Cercedilla puede decidir la Vuelta
Tras ausentarse en 2014, la Sierra de Madrid retoma mañana su papel protagonista con una etapa que podría decidir la Vuelta. Los 175 kilómetros entre San Lorenzo y Cercedilla, que se estrena como final de carrera, incluyen cuatro puertos de primera: Navacerrada, tras el primer paso por Cercedilla, vía Alto del Kilómetro 14, las dos vertientes de La Morcuera, con una segunda ascensión por la parte dura de Miraflores, y Cotos, cuya subida y posterior bajada por Navacerrada, podrían cambiar la General.