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Martín Escudero triunfa con fuerza en su alternativa en Soria

Por ALFREDO FERNÁNDEZ
viernes 03 de julio de 2015, 01:54h
Martín Escudero triunfa con fuerza en su alternativa en Soria
Martín Escudero saboreó el triunfo en su alternativa en Soria. Una tarde soñada la vivida el pasado sábado, que se saldó con dos orejas y una vuelta al ruedo. Una cosecha que pudo ser aún mayor de no ser por la cicatería del presidente. La actuación del nuevo diestro de Galapagar fue extraordinaria y la sensación dejada es que su toreo va a lucir más con el toro. Sorprendió a los que todavía no le habían visto, ganando cartel y partidarios. La corrida de La Palmosilla sacó poca fuerza y la raza justa, pero el nuevo doctor supo aprovechar las mínimas facilidades ofrecidas por su lote. El astado de su alternativa fue un ejemplar cuajado y con la raza contada. El torero le saludó con un ramillete de lances de capa muy lentos y despaciosos que gustaron al público soriano y también a los muchos paisanos que se acercaron desde Galapagar.
Comenzó la faena con estatuarios, con la planta quieta y todo presidido de la solemnidad. Sobre la mano izquierda toreó muy reunido en naturales largos y profundos llenos de torería, sufriendo una voltereta muy seca. Martín Escudero volvió a la cara del toro sin darle importancia para enjaretarle unas manoletinas de buena ejecución. Tumbó a su oponente de una gran estocada y hubo una petición mayoritaria que el presidente no quiso atender.

Ante el sexto, el de Galapagar firmó la actuación más completa de la tarde. Volvió a lancear muy bien de capa, saliendo a los medios con pureza y dejando una media de cartel. El toro de La Palmosilla tenía poca fuerza, pero el torero poco a poco le fue afianzando hasta lograr sujetarlo. Expuso mucho, mostrando valor a raudales, para acabar arrimándose entre los pitones y sacarle muletazos despaciosos, templados y largos. Volvió a manejar la espada con mucha contundencia. Las dos orejas fueron a sus manos, abandonando la plaza por la puerta grande.

Castella y Perera
El padrino de la ceremonia, Sebastián Castella, paseó un trofeo del quinto. Fue un toro manejable ante el que realizó una labor de mucha entrega, comenzando la faena con pases cambiados por la espalda en el centro del platillo. La seguridad y valor del diestro francés fueron sus armas. Fue empitonado sin consecuencias, volviendo a la cara del toro con determinación y contundencia. El arrimón final y la estocada arriba ayudaron a la concesión del premio.

Miguel Ángel Perera se marcho de vacío, aunque estuvo cerca de tocar pelo. En primer lugar se las vio con un precioso ensabanado que tuvo fijeza y nobleza, aunque justo de fuerza. Le toreó en la media altura con temple y una técnica muy depurada, aprovechando al mejor toro de la desrazada corrida de La Palmosilla. Erró con la espada y se esfumó el posible trofeo. Luego volvería a estar muy por encima de un animal parado y al que le costaba repetir.

La tarde se la llevó Martín Escudero en el día grande de su alternativa, y además del triunfo, que también, lo más relevante fue estar ante un torero prometedor que tiene un gran futuro por delante.
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