El error de Podemos
JOSÉ LUIS BEN
viernes 24 de abril de 2015, 01:25h
El error de Podemos, expreso una opinión, ha sido despreciar el poder local, el no defender su marca, su ideología, sus posiciones en todos los municipios y provincias posibles de nuestro país. En su itinerario se ha saltado un paso, y este no es otro que el asalto a los poderes locales. Se trata de un error basado quizás en el ‘subidón’ de euforia que les dieron las elecciones europeas y la batería continuada de encuestas favorables que desde entonces se han venido publicando.
Y en esto que llegaron a la primera cita con las urnas tras la sorpresa de las europeas: las elecciones al Parlamento de Andalucía. Y ahí sus resultados han quedado por debajo de sus expectativas.
Esos 15 parlamentarios les han sabido a poco. No, no es que sean tan ingenuos como para esperar ganar, pero sí llegar al menos hasta 20 ó 25 parlamentarios. La verdad es que se han quedado por debajo del resultado conseguido por la Izquierda Unida de Julio Anguita en 1994, una comparación que no les gusta a los de Podemos, pero que es bastante acertada, ya que comparten gran parte del mensaje, la aspereza y el mesianismo; la ideología ya no lo tengo tan claro, porque Podemos me parece más batiburrillo que la IU de aquella época. Algo debe haber pasado cuando Podemos se ha frenado más de lo que se esperaba, algo que se les notaba en las caras a sus dirigentes en la noche electoral, y un flanco se les ha abierto que, me temo, ya no van a tener tiempo de subsanar. Y es
que no haber realizado el esfuerzo de tener círculos activos en el mayor número posible de los 8.000 municipios que tiene España no ha sido acertado. No valen excusas tales como que había que evitar oportunistas y centrarse en lo importante.
Los grandes partidos saben desde comienzos de la democracia que el asalto al poder local y autonómico es paso imprescindible para obtener el gobierno de la nación. Así lo entendió el PSOE en 1979 y así lo entendió el PP en su refundación de los noventa. Si en los pueblos medianos y pequeños no hay un referente, una representación visible de gente corriente, ese partido no existe.
Otro craso error de los dirigentes de Podemos se produjo en la noche electoral de las elecciones andaluzas al no tener el detalle de agradecer a los ciudadanos/as sus votos. Pasar de ser el cambio posible al comienzo de un largo camino es un salto hacia atrás. Conrad decía: “El camino es largo, la vida breve y la verdad lejana”. Pues así es la política, un camino de largo recorrido, con escasos tiempos de reacción y con objetivos casi siempre inalcanzables. De ahí el realismo, el pacto y la negociación como herramientas. Ese es el futuro que nos queda en España: realismo, pacto y negociación, si es que queremos una democracia. Y ese es el mensaje que debe comprender Podemos si desea evitar futuras frustraciones, porque la gente votará a favor del estado de las cosas, a favor de cambiarlas sensiblemente, pero no votará nunca por las aventuras indefinidas e inciertas, y Podemos tiene una cara visible a nivel nacional, otra en Andalucía y muy pocas en los pueblos y ciudades de España.