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El Partido Socialista de Madrid, en su eterno laberinto

viernes 13 de febrero de 2015, 00:39h
La fulminante destitución de Tomás Gómez el pasado miércoles ha supuesto una nueva vuelta de tuerca en el Partido Socialista de Madrid, esta vez apenas a 100 días de las elecciones municipales y autonómicas. La decisión de Pedro Sánchez supone sin duda el golpe de autoridad que muchos estaban esperando, aunque tampoco son pocos los que consideran que se le ha ido la mano en el puñetazo sobre la mesa. En cualquier caso, a nadie se le escapa que, tras esta medida, está también el polémico caso del tranvía de Parla (un proyecto que se ejecutó cuando Gómez era alcalde y cuyo coste se duplicó, hasta alcanzar los 200 millones de euros), así como las malas perspectivas electorales que arrojaban las distintas encuestas que se vienen realizando desde hace meses.
Lo que sorprende es que la pretendida ‘regeneración’, la reactivación del proyecto socialista en la Comunidad de Madrid, venga de la mano en primera instancia del que también fuera candidato y secretario general del PSM, Rafael Simancas, en lo que parece un regreso al pasado cuyo resultado habrá que esperar unas semanas para evaluar. En todo caso, si la gestora, como parece, se va a encargar de elaborar la lista con que el PSOE se presentará en Madrid, lo más lógico es que en su trabajo también sean escuchadas las distintas agrupaciones, incluidas las que en su momento apoyaron de forma clara a Tomás Gómez como secretario general frente a la candidatura que lideraba Pilar Sánchez Acera. Sin ir más lejos, tras conocerse la decisión de Pedro Sánchez ya había quienes en Collado Villalba celebraban como una victoria propia la destitución del que fuera alcalde de Parla, con quien el ‘josepablismo’ parecía tener una cuenta pendiente. A quienes ahora miran al tranvía de esta ciudad del Sur de Madrid habría que recordarles que mucho más cerca está el caso del túnel-parking de Honorio Lozano, cuyo coste igualmente se disparó, pasando de 20 a 40 millones de euros, además del canon que el Ayuntamiento tendrá que pagar durante años. Por eso, la memoria no puede ser tan frágil como para olvidar el pasado reciente del PSOE villalbino, echando por tierra una necesaria regeneración y la evidente necesidad de hacer las cosas de otra manera.

La gestora recién constituida tiene un dura tarea por delante, aunque bueno sería, si es que el PSM no quiere enredarse aún más en su eterno laberinto, que evite convertir este proceso en una ‘caza de brujas’, un ajuste de cuentas que poco tendría que ver con los intereses de los militantes y de la ciudadanía madrileña en general.
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