Morenito de Aranda suma el primer éxito de la temporada en la plaza de Ajalvir
viernes 06 de febrero de 2015, 01:13h
Ajalvir albergó el pasado fin de semana los primeros festejos de esta temporada. El sábado 31 de enero se celebró una corrida de toros en un ambiente polar. En el ruedo, el calor lo pusieron David Luguillano y sobre todo Morenito de Aranda, que fue el primer diestro en triunfar y abrir el marcador de 2015.
El de Aranda toreó primorosamente bien de capa, en un gran ramillete de verónicas con mucha prestancia al último toro del festejo, que como sus hermanos llevó el hierro de Saboya, un encierro descastado y soso que dijo muy poco. La faena tuvo pasajes bellos y con muletazos con mucho sabor, por lo que tras la estocada paseó el doble trofeo.
Por su parte, David Luguillano se llevó el toro más potable del festejo. Dejó pasajes de calidad, gustaron mucho los remates y ese sello tan especial que atesora este torero que merece más contratos. Pudo haber tocado pelo, pero todo lo echó a perder con el descabello, abandonando el coso de vacío. También paseó un trofeo el rejoneador Iván Magro frente a un novillo de Urcola con el que mostró buena monta, amén de un certero rejonazo.
López Gibaja, premio gordo
El domingo 1 de febrero, con una entrada muy floja, se lidió una excelente novillada con el hierro de López Gibaja, vía ‘El Torero’. Exceptuando el flacón primero, el resto de utreros tuvo una presencia bonita y armónica. El cuarto, Cañito de nombre, fue premiado por su bravura con la vuelta al ruedo.
Pablo Lelando cortó las dos orejas por una faena larga y desigual frente a un novillo que no se cansó de embestir a las telas. Lo mejor fue la gran estocada con la que tumbó al utrero, siendo prendido sin consecuencias.
Borja Álvarez, que no se había entendido nunca con su primero, en una labor con prisas y donde jamás probó al novillo por el lado izquierdo, cortó una oreja generosa del quinto. Este fue un ejemplar de López Gibaja muy manejable y noble con el que el alicantino puso más decisión.
Generosos trofeos
Amor Rodríguez firmó los mejores pasajes ante el tercero, también de buena condición. Toreó bien sobre la mano derecha, con estética y buena composición. Hubo momentos donde la faena sobre esa mano cogió vuelo, no así al natural. Antes le había toreado bien de capa. Erró con la espada y todo se perdió.
El sexto tuvo raza y a Rodríguez le faltó entrega en una faena de tono desigual. Mató bien y le dieron dos orejas, quizá para compensar lo realizado en su anterior oponente. En cualquier caso, los numerosos trofeos concedidos no se traducen con lo que hicieron los novilleros.