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Vista de la gran Cruz del Valle de los Caídos desde la explanada de acceso a la Basílica (Foto: ALEJANDRO SÁNCHEZ) |
Año tras año, el Valle de los Caídos continúa siendo uno de los monumentos más visitados de Patrimonio Nacional, superando en ocasiones al propio Monasterio de San Lorenzo. Curiosidad, admiración, nostalgia y rechazo son algunos de los sentimientos que se cruzan, no necesariamente incompatibles, reflejo de un debate que siempre ha acompañado a este faraónico monumento y que desde hace meses se ha redoblado como consecuencia de la aprobación de la Ley de la Memoria Histórica por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.Lugar de culto. En este contexto, aunque sin intención de avivar la polémica, el PSOE de San Lorenzo de El Escorial organizó el pasado jueves un encuentro acerca del futuro del Valle de los Caídos, con la ponencia del historiador Ángel Herranz. “Prácticamente todo el mundo está de acuerdo en que hay que mantener este monumento como lugar de culto”, indica el portavoz del grupo socialista sanlorentino, José Luis García Millán, quien añade que la postura del PSOE es que este lugar se debería convertir en una especie de museo, donde se estudie la Guerra Civil desde todos los puntos de vista, “y no ocultando como hasta ahora la perspectiva del bando republicano”.La denominación que maneja el Gobierno central es la de Memorial de la Libertad, aunque el proyecto aún deberá concretarse en el desarrollo de la normativa, y es aquí donde surgen todas las incógnitas. El artículo 18, que consta de tres apartados, indica expresamente que el Valle de los Caídos “se regirá estrictamente por las normas aplicables con carácter general a los lugares de culto y a los cementerios públicos.
En ningún lugar del recinto podrán llevarse a cabo actos de naturaleza política ni exaltadores de la Guerra Civil, de sus protagonistas, o del franquismo”. Finalmente, señala que la fundación gestora del Valle de los Caídos “incluirá entre sus objetivos honrar la memoria de todas las personas fallecidas a consecuencia de la Guerra Civil de 1936-1939 y de la represión política que la siguió, con el objeto de profundizar en el conocimiento de ese período histórico y en la exaltación de la paz y de los valores democráticos”. Todo ello pasaría además, según explica García Millán, por “intentar mejorar las instalaciones de la hospedería”, creando una suerte de parador “en un espacio natural estupendo, enfocado principalmente al estudio y la meditación”. De este modo, continúa el concejal del PSOE, se convertiría en un centro de estudios y se reforzaría su valor turístico.
Pero sin duda el punto más polémico es el de las tumbas de Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera. “Habría que quitarlas, igual que se han retirado las estatuas. Franco no puede estar allí como figura principal. Está claro que no va a perder nunca la connotación fascista y que es un monumento que genera rechazo en mucha gente, pero también hay que mostrar que aquí es donde se metía el dinero al terminar la Guerra Civil, mientras la gente se estaba muriendo de hambre”.
Por otra parte, García Millán también habla del estado de abandono que sufre el Valle de los Caídos, “sobre todo en la parte posterior. La hospedería tiene más de 120 habitaciones y actualmente es un lugar infrautilizado”. El edil socialista explica también que en este Memorial de la Libertad se ofrecerían datos contrastados sobre la contienda, lejos de la visión como monumento a la reconciliación que se defiende desde la Fundación Francisco Franco. Este organismo, añade García Millán, “dice que sólo hubo 14 años en los 18 años que duraron las obras, pero la gente del pueblo que conoce cómo fueron las cosas sabe que eso está muy lejos de la realidad. La Fundación pretende hacer del Valle un lugar estupendo adonde la gente quería ir a trabajar, pero también hay que decir que la gente se moría de hambre en las cárceles, así que se trataba de elegir entre trabajos forzados y la muerte”.
Efectivamente, bien distinta es la postura de la Fundación Francisco Franco, que en un artículo publicado en su página web indica que “La Iglesia convirtió en sagrado el monumento de la reconciliación nacional, al amparo de la gigantesca cruz que le da trascendente significado. Para desterrar actitudes de odio y revancha habría que considerar muy seriamente estas recientes palabras del abad don Anselmo: Es el lugar símbolo con que se quiso sellar aquella hora de España, y fue una cruz y un altar...No se construye una sociedad amputando previamente sus raíces o procediendo a invertir sus fundamentos históricos”.
Mientras tanto, ajenos al debate, centenares de turistas pasan cada día por el monumento excavado en la roca granítica de Cuelgamuros.
Cifras, arte y religión en la gran piedra de Cuelgamuros
- El Valle de los Caídos se abrió al público el 1 de agosto de 1958, si bien la inauguración oficial no tuvo lugar hasta el 1 de abril de 1959, con la presencia de 70.000 personas.
- El acceso a la Basílica está presidido por una Piedad en piedra negra de Juan de Ávalos, escultor recientemente fallecido que también es el responsable de los evangelistas que rodean la colosal cruz, así como de los cuatro arcángeles situados a los lados del altar. Tras éste se sitúa la tumba de Francisco Franco y en la parte delantera, la de José Antonio Primo de Rivera.
- La puerta está realizada en bronce macizo, con bajorrelieves que representan a los 12 apóstoles.
- El Papa Juan XXIII consagró el monumento como Basílica Menor de la Santa Cruz.
- Los autores del proyecto, cuyas obras se prolongaron durante 18 años, son Diego Méndez y Pedro Muguruza.
- El solitario Cristo de la Cruz que preside el altar es obra del escultor vasco Julio Beovide, con policromía de Ignacio de Zuloaga.
- En el Valle de los Caídos están enterradas 70.000 personas fallecidas en la Guerra Civil.