Los novilleros Filiberto y Clemente triunfan en la feria de Las Matas
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
El mes mayo arrancó en la comarca con una brillante feria de Las Matas, que este año ha dado un impulso importante a su serial. Los tres festejos contaron con una respuesta de público importante, tres cuartos cubiertos en las novilladas (picada y sin picar) y lleno absoluto en el concurso de recortes.
El ciclo se abrió el 1 de mayo con una novillada de promoción sin picadores patrocinada por Taurodelta y el Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid. Se lidiaron seis erales de Flor de Jara, correctos de presentación y muy variados de comportamiento, que mantuvieron el interés del aficionado. El segundo fue un gran novillo, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre. También resultó bravo el tercero, con mucho motor. El primero fue exigente y el sexto manejable. El gran triunfador de la tarde fue Luis David Adame, que consiguió cuatro orejas y un rabo. Al sexto lo toreó muy bien y se encontró muy a gusto, consiguiendo los pasajes de mayor calidad del festejo.
Daniel Menes también desorejó a su primer oponente, un gran novillo de Carlos Aragón Cancela, al que toreó con limpieza y temple en una faena de buen tono. Luego el madrileño sumaría un apéndice más del quinto. Jorge Isiegas, con el lote más complejo, no acabó de entenderse y se le vio amontonado.
Encierro de La Guadamilla
El festejo estrella fue la novillada picada del pasado sábado 3 de mayo. Se lidió un encierro de La Guadamilla muy bien presentado, fuerte y con mucho remate. Astifina por delante y muy por encima de lo que habitualmente se lidiaba en esta feria. La novillada tuvo buena condición, pero manseó.
Filiberto entró por la vía de la sustitución, ya que José Garrido envió un parte facultativo, y a la postre acabó convenciendo y triunfando. Realizó la faena más consistente en el quinto, donde hubo varias series muy ligadas y demostrando poseer un toreo poderoso que no está exento de temple. Mató de una estocada baja que le valió una oreja de ley. Antes había cortado otra ante un novillo apagado pero al que le dio mucho sitio, tumbándole de un buen espadazo.
Clemente también acompaño a su compañero por la puerta grande. Exprimió al máximo a su primero, un animal rajado con el que el novillero francés puso mucho tesón. Rubricó con una buena estocada. El quinto fue noble y el torero realizó una faena pulcra y de buen concepto, asegurándose la oreja con la espada.
Finalmente, Fernando Rey se fue de vacío. A su huidizo primero le compuso una faena entonada, aunque perdió todo tras dar un mitin con los aceros. El cuarto no le ayudó, pero además el malagueño abusó de torear por fuera y con más tirones de la cuenta. Mató muy mal.