El histórico tren eléctrico del Guadarrama, un medio de transporte que ha de aprovecharse mejor
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Hace unos días, uno de los grupos de trabajo que ha impulsado la Asociación de Desarrollo Sierra de Guadarrama - Alto Manzanares hacía hincapié en la necesidad de mejorar el transporte público en los municipios situados en el entorno del Parque Nacional como una de las medidas imprescindibles para reforzar la actividad en esta comarca, principalmente a través del turismo verde. El diagnóstico sin duda es acertado, por cuanto impulsar los medios de transporte colectivo contribuye además a una mayor sostenibilidad ambiental, algo que se revela fundamental para evitar los atascos y aglomeraciones que a menudo se producen durante los fines de semana en la carretera de Navacerrada y también en zonas como La Pedriza.
Pero más allá de esta situación, las distintas administraciones y agentes implicados han de saber encontrar en el propio Parque Nacional las herramientas que mejor puedan contribuir a su conocimiento y disfrute por parte de los madrileños. Es el caso del tranvía eléctrico del Guadarrama, una línea que hace unos meses cumplió 90 años y que no está todo lo aprovechada que sería deseable, más aún teniendo en cuenta que a lo largo de sus 18 kilómetros de recorrido entre Cercedilla y Cotos, pasando por el Puerto de Navacerrada, se adentra en pleno corazón de este espacio protegido. Es cierto que en los últimos años se han reforzado los programas escolares vinculados al denominado Tren de la Naturaleza, pero también lo es que se han dejado fuera de servicio varios apeaderos, se han reducido los trayectos y se han aumentado las tarifas (nada menos que 17,10 euros es el precio del billete de ida y vuelta). Por eso, la campaña que hace meses puso en marcha la Asociación de Amigos del Guadarrama continúa de plena actualidad, superando ya las 19.000 firmas de apoyo.
Viajar en el tren eléctrico del Guadarrama, que echó a andar en 1923, es una perfecta manera de conocer la riqueza del Parque Nacional, descubriendo densos pinares y llegando a las puertas de Peñalara. Por eso es una pena que la C-9, nombre oficial de la línea, se mantenga como una rareza y no como la joya que en realidad ha de ser.