Luces y sombras
Las cosas de palacio...- Guerra de afiliaciones
Manuel J. Ortega
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
La lentitud de los responsables de Génova a la hora decidir la expulsión de los dos ediles díscolos de Torrelodones, Reyes Tintó y José María Pacios, hizo que algunos de los interesados en mantener latente la sombra de la sospecha sobre las actuaciones de los dirigentes del PP local, mantuvieran contra viento y marea sus absurdas tesis en las que, incluso, se atrevieron a insinuar (ahí están las hemerotecas) el poco interés mostrado por la Fiscalía Anticorrupción a la hora de investigar, tras la denuncia presentada por los concejales mencionados, un escabroso asunto que en su momento fue bautizado por los medios como “caso Torrelodones”, y que ahora, es decir cinco meses más tarde, se puede definir perfectamente como el “caso Pacios-Tintó”.
Recuerden que a finales del pasado verano, así lo recogían algunos medios de comunicación, los presuntos implicados en la comisión de graves delitos no eran otros que el alcalde, Carlos Galbeño, tres miembros de su Ejecutivo, y el presidente local del PP, Mario Mingo. Las imputaciones se sustentaban únicamente en las denuncias vertidas contra ellos por los citados concejales, apoyados en todo momento por un reducido grupo de palmeros que, sin dar en ningún momento la cara, se unieron voluntariamente a un sarao donde ni siquiera se aceptaba la presunción de inocencia “porque , afirmaban, las pruebas que tenemos son contundentes”. Y esas pruebas (conversaciones grabadas donde se apreciaban actuaciones delictivas, aportaciones dinerarias de dudosa legalidad realizadas por empresarios, adjudicaciones a través de concursos públicos irregulares, información privilegiada, etc. etc), fueron las que Reyes Tintó y José María Pacios presentaron en la Fiscalía Anticorrupción y ésta archivó por no apreciar ninguna irregularidad delictiva. Con ello, los ya ex ediles populares (fueron expulsados por su partido la semana pasada) han pasado de acusadores a acusados (ambos se encuentran actualmente imputados por un presunto delito de calumnias) y lo que aún es peor, sin posibilidades de seguir ejerciendo la política durante lo que resta de legislatura salvo que incumplan la promesa de entregar su acta de concejal si eran expulsados de su partido, decisión ya ratificada por el Comité de Derechos y Garantías del PP tras un incomprensible retraso sólo justificable por aquello de que “las cosas de palacio suelen ir despacio”, situación que quiso aprovechar algún plumilla desnortado para mantener una tesis basada en tan absurdos como inexistentes indicios . Nosotros, hace meses, dijimos que el origen de este escándalo político con tintes de corrupción urbanística sólo se podía sustentar en la existencia de una trama conspiratoria promovida por algunos poderes fácticos relacionados con este municipio, unidos por el objetivo de echar de la política local y municipal a Mario Mingo y Carlos Galbeño. Afortunadamente, los hechos antes expuestos (Fiscalía Anticorrupción, expulsión de militancia, querella criminal, etc.), además de darnos la razón, han puesto a cada uno en su sitio.
GUERRA DE AFILIACIONES EN EL PSOE.- En el seno de algunas agrupaciones socialistas de nuestra comarca se están produciendo en estos últimos días fuertes enfrentamientos entre algunos dirigentes que pretenden hacerse con el control asambleario de las mismas. Ello ha provocado la ruptura entre los miembros de las actuales Ejecutivas y los propios grupos municipales (Guadarrama y Valdemorillo son los más claros exponentes de estas crisis), al acusar los nuevos dirigentes locales a sus representantes municipales de “no haber llevado a cabo la oposición adecuada en el seno corporativo”, acusaciones que han sido rechazadas por los ediles, que piden mas democracia interna y más diálogo en sus agrupaciones. Fernando Cruz, portavoz del grupo municipal socialista de Guadarrama ha dicho al respecto: “La crisis por la que atraviesa nuestra agrupación no es un problema aislado, sino del PSM”, denuncia que avala las tesis expuestas por José Acosta el pasado 25 de noviembre en una reunión celebrada en la Agrupación Socialista de Puente de Vallecas, donde el diputado nacional y líder del guerrismo madrileño afirmó: “La situación interna del PSM es la peor que se ha conocido en los últimos años por el número de militantes expedientados y de agrupaciones intervenidas por la dirección. No voy a permitir que se vulnere ningún derecho de ningún militante de Madrid”.
La lucha por el poder asambleario ha sido el detonante de una situación donde cada parte lucha por tener más apoyos que su adversario a través de la captación de nuevos afiliados. En Guadarrama y Valdemorillo (algunos socialistas de Alpedrete temen que en su municipio pueda ocurrir lo mismo), los nuevos componentes de la Ejecutiva local abrieron la mano a la hora de dar de alta como militantes a quienes consideran de su cuerda, pero la cerraron cuando entendieron que otros pretendían hacer lo mismo. Esto ha provocado en Guadarrama la baja de una treintena de afiliados, entre los que se encuentran los seis concejales que forman el grupo municipal, y lo mismo parece que está sucediendo en Valdemorillo, donde su secretario general, Luis Chamarro, ha optado por postularse en los próximos comicios como candidato a la Alcaldía, marginando a la actual portavoz municipal, Belén Aguado y al concejal Ulpiano Ramírez. Aquí también se asegura que algunos afiliados han solicitado la baja en el partido y que cuatro miembros de la actual Ejecutiva han presentado la dimisión.