David Luguillano, primer triunfador de la temporada

El de Valladolid, que llevaba unas temporadas toreando por cuentagotas, se destapó con un toreo de improvisación, personalidad y enjundia frente a un excelente astado de José Luis Pereda. Recibió a su oponente con una larga cambiada, mostrando su disposición, para luego enjaretar un ramillete de lances de gran empaque. El inicio de faena fue portentoso y con sentimiento, aderezado con un toreo accesorio de muchos quilates. La improvisación en los pases, el buen gusto y el salirse de la faena convencional fue una de las armas que expuso este diestro pucelano que esta temporada cumple sus 25 años de Alternativa. Una gran estocada al encuentro le puso las dos orejas en sus manos y la sensación entre los aficionados de que merece más oportunidades por llevar en la yema de sus dedos un toreo diferente en unos tiempos en donde no se trata sólo de dar pases. Ante su primero, un toro que se quedó más cortito en sus embestidas, ya compuso un inicio de faena que estuvo muy jaleado por el público, aunque luego no cobró vuelo a causa de la poca colaboración del animal.

Bien Morenito de Aranda
El encierro de José Luis Pereda y la Dehesilla tuvo un comportamiento desigual, pero embistieron otro par de toros. El sexto, que correspondió a Morenito de Aranda, fue uno de ellos; un astado poco picado y que llegó a la muleta con su punto de genio pero con la transmisión necesaria.

El de Aranda, que lo había recibido con unos buenos lances, llevó a cabo una labor con momentos de calidad y temple. Fue cuando exigió más al toro cuando la faena explotó de verdad en medio de un frío más que intenso. El buen hacer del torero gustó entre los aficionados, tenía las orejas cortadas, pero una estocada atravesada y varios golpes de descabello hicieron que sólo pudiera pasear un trofeo. Su primero resultó muy deslucido y no pudo brillar.

La corrida inaugural de Ajalvir era mixta, por lo que abrió temporada el rejoneador Roberto Armendáriz. La faena de mayor entidad la realizó frente al cuarto, clavando de frente, yéndose al pitón contrario y toreando a dos pistas con un caballo con el hierro de Peralta. Sólo cortó una oreja por el fallo del descabello.

Un festejo sin historia
La segunda corrida de la feria de Ajalvir anunciaba un cartel muy flojo compuesto por Chechu, Julio Parejo y Diego Hermosillo. El festejo dominical resultó plúmbeo y aburrido, con un encierro de Aguadulce hueco de bravura y sin raza. En la plaza portátil no había más de 300 personas. El único toro que se dejó un poco más fue el tercero, estoqueado por Hermosilla. El espada no acabó de confiarse con el astado y no supo aprovecharle. Recibió unas palmas de consuelo, único balance positivo del festejo. Chechu fue silenciado en sus dos oponentes tras dos trasteos con poca brillantez. Un saludo de capa jugando bien los brazos fue lo más lucido de su actuación. Un lote muy podrido de Aguadulce correspondió a Julio Parejo, que no consiguió nada destacable. La nota anecdótica fue cuando cogió un balón y brindó al cielo en memoria del desaparecido Luis Aragonés. El momento más emotivo de un espectáculo sin historia.