Desnudos

Amor, paz y libertad, justicia, en pelotas, sin textiles ni metalurgias que las aprieten, ya sea en fotografía salvaje o en fotografía artística, son siempre bellas palabras. Como las flores, al igual que el género humano, que si está desnudo está libre, limpio, capaz de transmitir mensajes sin engaños, alcanza su máxima cota de belleza.

Mucho revuelo se ha producido por dos desnudos de mujeres en portadas de revistas. Una de ellas saltó a la fama por haber sido detenida en Cancún acusada de transportar material bélico. Una cosa extraña. Un montaje, dijeron entonces, de los narcos, para mantener entretenida a la Policía y poder pasar sus mercancías. Eso no se lo cree nadie. Los narcos entretienen con dólares contantes y sonantes a las policías, fiscales y jueces. El resto es novela. Así que estuvo detenida, se montó un buen revuelo, se hicieron manifestaciones de solidaridad, se mandaron recursos diplomáticos, etc. A los meses, esa mujer menuda aparece desnuda en la portada de Interviú y, por extensión, en programas del corazón, ya que todo forma parte de la misma unidad de comercio.

Cada una es libre de dejarse fotografiar como le dé la gana en donde quiera, y hace con su cuerpo lo que le pase por sus deseos. Pero en su pueblo natal le han pedido que algo del mucho dinero que gane lo invierta en hacer una rotonda. Un bonito disparate: ¿por qué socializar el cuerpo de esa mujer y no el sueldo del alcalde?.

La otra mujer que ha aparecido desnuda es una concejal del Partido Popular en Lepe (Huelva), y lo ha hecho en una revista local. De nuevo se convierte en una noticia cargada de connotaciones machistas, de nuevo aparecen las dobles morales. ¿Qué pasaría si las fotos fuesen las de un candidato? Tal vez algún día las veamos, pero los que más rabia me dan son los perdonavidas que dicen que “son fotos muy bonitas”. Y si fueran feas serían exactamente igual de válidas y fruto de la libertad de expresión de la dueña del cuerpo que contiene el cerebro donde reside el alma desnuda.