Esperanzas e inquietudes
POR: Julio Marante
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Afortunadamente ya hemos dejado atrás 2013. Doce meses de pocas luces y largas sombras. Un tiempo de preguntas y respuestas inconcretas. Un año que acabó con nuestra esperanza colgada al cristal del mañana que deseamos sea de aire azul y cielo claro. ¿Qué importa que el tiempo pase y que no vuelva, si el futuro es plácido? ¿Qué importa el ayer si mañana el trabajo marca el latir de nuestras horas y no hay hambre bajo los tejados?¿Qué importa si no hay mendigos en este lento amanecer, si podemos soñar con los ojos abiertos con jóvenes laboriosos, con adolescentes sin miedo a un porvenir robado a una crisis de necios?
¿Qué importa si dejamos atrás el mapa asqueroso de la corrupción; la prepotencia de los dirigentes y los puntos de fricción de los partidos políticos, y, en un prodigio de buena voluntad, logramos normalizar la convivencia y perseguimos la grandeza común? ¿Qué importa si recuperamos para la política al ciudadano honesto y de palabra; al político que avance por la verdad de sus ideas sin traicionar a sus representados? ¿Qué importa si dejamos de sentir el cansancio conformista y, con el nuevo año, nos disponemos a ser personas dignas y con orgullo, personas ajenas a la envidia, la animosidad, el resquemor que solo alimenta a los miserables? ¿Qué importa si revestidos de inquietud vibrante y nobleza creadora somos capaces de conciliar cerebro y corazón con los intereses de nuestra región? ¿Qué importa...?
El final de toda etapa, al menos desde mi punto de vista, debe invitar a la reflexión, aunque al mirar atrás, nos nazcan arañas en el alma... Es verdad que hemos elegido a nuestros políticos para que pensaran por nosotros y fueran los guías del interés general porque, como humildes ciudadanos, somos modestos peticionarios de ayudas para intentar sobrevivir en medio de una situación social y política que según todos los indicativos ha entrado en una decadencia irreparable. Pero creemos en la recuperación. Y para buscar soluciones ya va siendo hora de que los políticos dejen de comportarse como pequeños dioses ¡Hasta el verdadero Dios bajó a la tierra y se hizo hombre! Muchos tendrán que mirarse en su espejo y empezar de nuevo. Dejar a un lado la soberbia del poderoso y encontrarse con la gente para poder ver el mundo tal cual es..., conectar con la gente en la plaza del pueblo, en la calle, en cualquier camino, escuchar su verdad desnuda, atender sus problemas y saber de sus sueños; sentir “su latido” e interpretar en él, el palpitar de la vida de una ciudad o de un pueblo, la excitación que se activa cuando el aire puro de la mañana proclame su derecho a entrar en cada casa.
La gente, nuestra gente, en este inicio de 2014, necesita poner una sonrisa en esta tierra de lagrimas, necesita luciérnagas que pongan luz a su oscura noche, algún ‘clown’ que borre con su gesto la tristeza ácida que provocan el paro y la pobreza. Por eso yo pido desde aquí a este Nuevo Año una sociedad distinta con vocación de permanencia y sentido histórico del futuro.