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OPINIÓN

Adiós a Nicolás Fraile

Adiós a  Nicolás Fraile
Por ALFREDO FERNÁNDEZ
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Quería poner la guinda con el último capítulo de La dehesa serrana pero irremediablemente tendró que posponerlo. Esta semana quiero salirme de la Sierra y trasladarnos hasta tierras de Salamanca para decir adiós a un gran ganadero. El pasado martes 7 de enero nos dejaba Nicolás Fraile Martín, ganadero de Valdefresno, un referente del campo charro y uno de los hierros que más gloria ha dado a la Tauromaquia en los últimos cinco lustros. Antes que ganadero, siempre un caballero, un señor, de los que rara vez te topas en esto del toro; un criador de los de siempre, de los de estar en la cola del toro mañana, tarde y noche. Su fidelidad por el encaste Atanasio-Lisardo ha sido tal que ha terminado por moldear un toro definido y con personalidad ya propia. Todavía cimbrean los triunfos de aquel Lironcito que encumbró a Enrique Ponce en Las Ventas, o el de otro del mismo nombre que le abrió la primera puerta grande venteña a Sebastián Castella, sin olvidar la gran corrida lidiada hace un par de temporadas en la Feria de Otoño. Ganadería de Madrid, irregular a veces, sí, lo sabemos, y más hablando de este encaste. Una ganadería que triunfó mucho en la Sierra. Guadarrama fue su feudo, testigo de sus sonoros triunfos. Grandes, serias y recordadas novilladas, tres astados con honores de vuelta al ruedo, muchos trofeos en sus vitrinas los que se llevó hasta su finca de Tabera. No fue de extrañar que fuera una divisa clásica de esta feria por méritos propios. No se trata de enumerar la lista de los éxitos cosechados por Valdefresno, sino de evocar la desaparición de un gran ganadero. Desde que Nicolás se separó de su hermano Lorenzo en 1992 y se llevó la mitad de la vacada matriz del Puerto de San Lorenzo, la ganadería caminó por el sendero del éxito siempre a la vera de sus hijos, José Enrique y Nicolás, que siguieron los sabios consejos de su progenitor. Cuando fue un encaste codiciado por las grandes figuras, ahora le han dado la espalda, por aquello del acomodo y de matar siempre lo mismo de los mismos. El toro creado por Nicolás es un toro amplio, bajo, con buena caja, huesudo, con generosos pitones. Pero lejos de las modas, apostó y creyó en este encaste. Nicolás arrastraba una larga y penosa enfermad hasta que el pasado martes dejó de luto a todo el mundo del toro. Ya descansa junto a su hijo Juan Luis, fallecido en 1993 en accidente de tráfico. Esto le marcó para siempre. La familia Fraile supo mantener el tipo, siendo gracias a ellos la referencia de las ganaderías de Salamanca. Nicolás fue un señor, un hombre bueno, noble como sus toros. Sé de lo que hablo. Deja un gran legado a sus hijos. Descanse en paz.
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