Agustín Juárez, primero las personas
Por: CURRO CASTILLO
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Critiqué muchísimo a Agustín Juárez cuando era candidato. A babor y a estribor. Nunca me llegó de él ni una queja, ni una palabra más alta que otra. En Román Paladino, le arreé de lo lindo y supo encajarlo con señorío inteligente y con habilidad democrática. Jamás movió un dedo, y disponía de despachos en los que intentarlo, para frenar ni una sola de mis palabras, todas afiladas, por mucho que le dolieran, molestaran o rebeleran; o le parecieran fuera de lugar, incorrectas, injustas, ignorantes o desproporcionadas. Un día escribí bien sobre él. Agustín Juárez, en una oportunidad singular, se limitó a comentarme la alegría que le había dado a su madre. Eso me lo agradeció.
José Pablo González, entonces alcalde de Collado Villalba, en aquel mismo tiempo político, me citó con engaño una mañana e su todavía despacho oficial. Intentó,con mentiras y manipulaciones tan infames como pueriles, una suerte de chantaje moral basado en el insulto a mi inteligencia y mi dignidad personas y profesional, frenar la publicación de un durísimo artículo contra él que sabía ya escrito. Por supuesto, lo publiqué inmediatamente. Ese hombre me había casado en 2009.
Las circunstancias nos permitieron a Juárez y a mí acercarnos durante la última campaña electoral. En una ocasión, me permití decirle en privado que su carácter abierto y su aparente cercanía desaparecerían con la caída en la urna electoral del voto que le diera la mayoría para gobernar; que en realidad no creía que representara más que el mal menor de una sociedad, una más, destruida por la carroñería y la corrupción socialista. “Primero las personas”, repetía en lo que, personalmente, no me parecía más que una letanía esloganera electoralista. Me equivoqué. Mucho. Muchísimo. Lo reconozco con humildad y con alegría. Me equivoqué.
Desde que Agustín Juárez ocupó el despacho de alcalde de Collado Villalba nos hemos visto dos veces después de dos años sin contacto alguno. Ninguna de ellas en su despacho. Me he limitado a observar cómo gestionaba la barbarie destructora, los más de 110 millones de euros de deuda que dejaron los socialistas, expertos en quemar las vidas de personas, familias, negocios, sociedades.
Esta lacra salvaje heredada hay que recordarla mil veces cada día y mil veces más. Esta realidad durísima a la que Juárez se enfrenta cada día -en realidad, para eso se presentó a las elecciones y para eso le eligieron, por otra parte-, no le ha impedido, entre otras decisiones, acoger con los brazos abiertos a 160 menores y 156 familias matriculadas y discriminadas por el cáncer social y político que representa la alcaldesa de Alpedrete, una tal Marisol Casado, de su mismo partido. En lugar de dejar a estos menores en la calle, a donde fueron a parar expulsados por policías con pistolas por la ignominiosa política de Casado, expuestos a la droga y el alcohol, entre otras violencias, les abrió de par en par las instalaciones deportivas de Collado Villalba.
Previamente, Juárez asumió el coste íntegro del polideportivo de Los Negrales, donde hacen deporte, entre otros muchos, las personas con discapacidad intelectual de la Fundación Apascovi. En otro gesto de vileza política la tal Marisol Casado, señalada hoy de extrema tolerancia con los neonazis locales que, mientras ella negaba su existencia la Guardia Civil los detiene de seis en seis, dejó de pagar la parte que le correspondía de ese polideportivo cuando presume de superávit en sus arcas municipales. ¿Superávit en tiempo de la gran cólera de la crisis económica provocada por los socialistas? Agustín Juárez ha preferido asumir la vulgaridad política de los ataques descerebrados de los socialistas villalbinos por pagar este polideportivo antes que abandonar a estas personas a su suerte. Otra vez, primero las personas.
No me sorprende en absoluto que los socialistas de Collado Villalba ahora se alineen en una estrategia burda, perdida y desmadejada con la alcaldesa de Alpedrete, alienígena hasta para los suyos. No dejan de ser la misma cosa. Expertos de gobernar contra las personas, ajenos al bien social y general, una mentira encima de una falsedad. Enajenados de la conciencia que un día quizá tuvieron y convertidos en ejemplo de un modelo de casta política que hay que eliminar con urgencia de la vida democrática de España y de los españoles. Hace mucho tiempo que la alcaldesa de Alpedrete, la tal Marisol Casado, del PP, y los socialistas de Villalba no respetan, ni les preocupan, ni les interesan, ni representan a las personas. ¿Para mejorar la vida de quién y proteger a quién se gobierna, gobernó o se pretende gobernar?