Opinión
La dehesa serrana (III)
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Siguiendo nuestro repaso con cierta añoranza por las ganaderías desaparecidas en esta rica comarca taurina, no podemos dejarnos en el tintero la que tuvo el hermano pequeño de Victorino y Adolfo Martín, en este caso Venancio, que sin alcanzar las cimas soñadas de sus hermanos, fue un luchador de fuerza inagotable y tuvo una ganadería de procedencia Coquilla que llegó a sumar más de un centenar de vacas de vientre. En la preciosa finca El Chaparral, situada en la carretera que une Collado Villalba con Galapagar, se podían ver las vacas cárdenas de Venancio, que también tenía otra finca cerca de Trujillo. No hay que olvidar que Venancio fue una persona decisiva en el negocio que formó junto a sus hermanos.
Mas curiosa y variopinta fue la pequeña vacada que tuvo Teodomiro Leiro, un hombre dedicado al mundo del caballo y la hostelería, que se animó a ser ganadero tras comprar unas vacas a Ángel Sáenz de Miera y que anuncio sus productos como Ganadería de Mirjes. La finca estaba situada en el cruce de El Gamonal, entre Cerceda, Moralzarzal y Becerril. Sin embargo, se podían ver unos serios novillos muy astifinos en una pequeña parcela integrada en la urbanización Montellano, una de las zonas residenciales más elitistas de la comarca. El contraste de los niños en bicicleta por la urbanización provocaba una imagen más que curiosa de tener esos pavos por vecinos. Cosas del destino, aquellos ofensivos novillos, cárdenos y alguno berrendo, se acabaron lidiando en la feria de Moralzarzal del2003, entonces en su plaza portátil. El encierro salió muy peligroso y los novilleros las pasaron canutas. Este sería, posiblemente, el fin de esta divisa que tocó techo lidiando en una feria de tanto prestigio.
Tampoco podemos olvidarnos de la vacada que tuvo José Antonio Aliseda, socio de Tomás Entero en sus inicios como empresario, y que guarda muchos secretos dicho sea de paso. Un gran aficionado, que criaba sus reses en las laderas del Puerto de la Cruz Verde Una historia llena de anécdotas y donde el Alisada, conocido en su época de capa como El Terremoto de Gredos, llegó a organizar en su placita de tientas un importante bolsín taurino donde varios ganaderos de la comarca cedieron sus vacas para tal fin y varios novilleros acabaron despuntando. El hoy banderillero Raúl Cervantes fue el ganador. La vacada de José Antonio y su esposa Araceli tuvo más de un centenar de vacas e incluso en cierta ocasión se quedaron aisladas como consecuencia de una copiosa nevada que cayó y los animales tuvieron que ser rescatados.
Continuará...