La mentira en la que vivimos
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Cansado, profundamente cansado. ‘Qué se pare el mundo -se decía en mis años de juventud- que yo me bajo’. Con tan sencillas palabras trato de hacer llegar a los lectores el estado anímico de mi ser. Estoy profundamente cansado. Son ya muchos años denunciando lo que en la actualidad padecemos.
Los pocos que hemos vivido lo suficiente para tener una perspectiva, una visión de conjunto, a la vez que nos hemos preocupado por leer e investigar, nos vemos ya relegados a un plano secundario, como la marginalidad. Nuestras palabras se las lleva el viento, azuzado por las infinitas tertulias y medios que apaciguan y mantienen en calma aparente el paisaje. Se trata de vivir una mentira como si fuera lo más natural del mundo. A grandes rasgos podemos decir que la entrada en la Europa del Euro ha sido el mayor timo que nos han dado en siglos de historia. De un día a otro nos metieron una inflación del 40% sin que nadie dijera nada y además, como si fuera todo un éxito pertenecer al club de los ‘grandes’. La gran mentira fue aceptar el chantaje de los fondos de cohesión y ceder poder a las llamadas autonomías para derrochar el dinero prestado. Crecer sin límites y gastar lo que no se tenía, ni se tiene. Ahora endeudados hasta las cejas ninguno quiere bajarse del status que se ha fabricado para si y los suyos, amigos, familiares y simpatizantes.
Es cansino aguantar día sí, y día también que unos ignorantes sindicalistas tengan cuota de pantalla, cuando no han dado un palo al agua en su vida, y no rinden cuentas de los chanchullos en los que nadan como pez en el agua. Es cansino asistir a diario a una sociedad civil inexistente, paralizada, anestesiada y manipulada en todos los ámbitos de la vida. Incapaz de implicarse, de asumir responsabilidades y callada con el ‘todo gratis’. La ignorancia total y el alarde de la misma, hace a nuestra sociedad chabacana, indecente e inmoral, desde los más altos cargos que la conforma.
Es cansina la marginación y persecución institucionalizada de aquellos que defienden principios, ideales y libertades que hagan al hombre un ser digno de llamarse tal. La masa, el aborregamiento no soporta a los que se salen del rebaño y entonces lanzan a sus perros a por ellos.
Es cansino el sistema que se han proporcionado partidos y sindicatos para esquilmar al ciudadano en su propio beneficio.
Es cansina la 'justicia' que jamás falla a tiempo o deja hacer en función de simpatías partidarias. Es cansino oír y oír día tras día a los mismos de siempre cual 'Gran Hermano', mentalizar y adoctrinar a las masas cainitas de uno u otro lado. También es cansino aguantar a los nacionalistas reclamar derechos que jamás tuvieron y exigir lo que jamás soñaron a unos mediocres y acomodaticios Gobiernos, fuesen del color que fuesen, con tal de mantenerse en el poder. Y finalmente, es casina la falta de acción, la imposibilidad de vida civil o de iniciativas, sin que los políticos y sindicalistas intervengan y se aprovechen de aquellos que producen riqueza.