FÚTBOL – Promoción de ascenso a Segunda División B
Un penalti acaba con el sueño del CUC Villalba ante el Mairena (1-1)
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
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Gaizka, abatido al terminar el encuentro en la Ciudad Deportiva (Foto: E. P.) |
El CUC Villalba cayó eliminado por el mayor valor de los goles en campo contrario, sin perder ninguno de los dos partidos ante el Mairena. El final del sueño de los play-off ha venido determinado por el punto de penalti de la portería del gol sur: fue allí donde Campillo estrelló en el larguero una pena máxima de campeonato, que traía dos oportunidades de ascenso y una participación en la Copa del Rey, y fue allí donde el alcoreño Alberto Vega, con un lanzamiento muy similar, duro y al medio, hizo el empate que ayer puso un cruel colofón a la mejor temporada de la historia del Unión.
Cuestión de un palmo. Vega igualó con el 1-1 el tanto con el que Olmedo había desatado la locura colectiva, el gol con el que el medio centro amarillo iba a pasar al imaginario colectivo. Pero otro penalti acabó siendo letal. Que el Mairena lo mereciese con creces no redujo los efectos del golpe. El Villalba lo tuvo en su mano, con 1-0, ya con los mandos del partido, un público entregado y apenas un cuarto de hora por delante.
La jugada del fatídico penalti retrató la eliminatoria y los estilos de los equipos, presto a jugar uno, dispuesto para el robo y la salida rápida el otro. Rubén, el joven central descubierto por David Gordo, autor de una grandísima temporada, perdió un balón en el pico derecho del área por querer salir con el balón jugado. La presión alcoreña rebañó el balón y Gabri entró con la pelota controlada en el área. Rubén se rehizo para tapar, pero presa del error, entró al trapo de un regate que no enfilaba portería. El derribo pareció nítido, aunque los jugadores amarillos hablaron de simulación. Pulido Santana no dudó en señalarlo, enseñó la segunda amarilla a Rubén y Vega asestó el mazazo. Ahí acabó todo, pues la carga final se estrelló en un muro y las contras sevillanas hicieron al Mairena acreedor a la victoria.
1.200 personas llenaron hasta los topes la Ciudad Deportiva, pese a que todo el mundo pasaba por taquilla. Síntoma de que la trayectoria del equipo había calado por fin en la gente, más allá de los fieles. Todo olía a aquellas tardes de gloria ante El Álamo en los 90, con el pueblo al fin movilizado ante la llamada de un hecho histórico. Pero a diferencia de entonces no hubo duende y, durante largo rato, tampoco fútbol. Como el día del Trival, el CUC Villalba apareció en el partido superado por la escenografía y con muchas dudas. El Mairena intuyó los problemas locales y fue de salida a por el partido. Esta vez no tuvo un delantero inocuo como Julio Alberto en la ida. Ito, fichaje de la semana junto con el central Eduardo Chía, tuvo más movilidad y presencia. Y si en San Bartolomé fue Melchor el principal estilete, en la Ciudad Deportiva fue Gabri quien más y mejor percutió por banda. Con Babiano y Fito gobernando el medio campo, el Villalba quedó sin balón y obligado a achicar en campo propio. Fueron 25 minutos de dominio forastero, sin ocasiones serias, pero sí explicativo de que el Mairena iba a ser algo más que un equipo aplicado sólo a la estrategia y el contragolpe. El Villalba no encontró salidas hasta que el rival bajó un punto en la presión, empezó a aparecer Manu y Álvaro cambió a la banda derecha. El capitán tuvo una doble opción de remate taponada por la defensa, antes de poner firma a un impecable cabezazo que se fue al larguero. Como en el fatal penalti, faltó un palmo. Pero un palmo le faltó también a Ito para rematar un pase de la muerte de Gabri en el área contraria.
La segunda parte acentuó de salida el dominio albinegro, con tres ocasiones en diez minutos, la más clara en un contragolpe trazado por David Llanos que acabó con un servicio medido a Jesús Rubio. El 10 alcoreño pifió el remate solo ante Gaizka. El preocupante panorama terminó de convencer a Mario Rivera para tirar de Alberto Losa, reservado por su pubalgia. Con el 9 en el campo, el Villalba recobró su dibujo natural, el que no había tenido en 150 minutos de eliminatoria dadas las circunstancias, y el Mairena empezó a ceder. El cambio hizo recular a los visitantes y llevó el partido a las inmediaciones de Nico. Por eso cuando Olmedo llevó el delirio a la grada con el 1-0, tras recoger en el área un despeje defectuoso y remachar a gol con frialdad, pareció que la película tendría final feliz. El Villalba había hecho lo más difícil, superar su propia tensión, sobrevivir a las ocasiones del Mairena, y enfilar la recta final en ganador. Pero llegó el penalti sólo tres minutos después y el sueño se esfumó. No sirvió el arreón final, con todo el equipo volcado en un despliegue físico y de voluntad de equipo grande. El Mairena no se arrugó: se reservó las dos mejores ocasiones finales jugando a la contra y terminó festejando el pase, mientras la grada villalbina despedía a los suyos puesta en pie con una cerrada ovación de premio a una campaña inolvidable. Justicia para un equipo que, en la suma de todos los condicionantes, ha hecho lo que nadie en los últimos 15 años de fútbol madrileño.
CUC VILLALBA: Gaizka; Bielza, Rubén Muñoz, Guille Dorado, Chema Badía; Olmedo, Matas (Rubo, 85’); Manu, Guille Fernández (Alberto Losa, 57’), Álvaro; y Campillo. Además, Linares, Pablo y Nacho (ps)
Entrenador: Mario Rivera
CD MAIRENA: Nico; David Llanos, Eduardo Chía, Weto, Dani Salas; Babiano, Fito; Melchor, Jesús Rubio (Alberto Vega, 68’), Gabri (José Carlos, 83’); e Ito (Paquito, 84’). Además, Madruga (p.s.) y Jaime.
Entrenador: Alonso Ramírez
GOLES: 1-0, Olmedo (74’); 1-1, Alberto Vega de penalti (77’)
ÁRBITRO: Carlos Alexis Pulido Santana (Comité de Las Palmas). Amarilla a los locales Guille Dorado, Alberto Losa y Rubén Muñoz (2, 78’); y a los visitantes David Llanos, Dani Salas, Edurdo Chía, Babiano, Jesús Rubio y Alberto Vega. Roja al visitante Dani Salas (80’).