La polémica estación de servicio de la M-608, desguazada y abandonada a su propia suerte

La licencia de obra y apertura de dicho establecimiento fue concedida por Carlos J. López Jiménez, alcalde socialista que por entonces gobernaba el Ayuntamiento de Collado Villalba, a cuyo término municipal pertenece. Tras su entrada en funcionamiento los ecologistas se manifestaron pidiendo su cierre, responsabilizando al Equipo de Gobierno municipal de la concesión de una licencia que según ellos era a todas luces ilegal. También denunciaron, y así lo recogía el diario El País, que uno de los socios de la empresa adjudicataria era un concejal del Ejecutivo villalbino.

Ahora hay quien achaca el cierre de este establecimiento a una presunta denuncia de la Comunidad de Madrid, algo que podemos descartar puesto que, de ser así, la noticia se habría hecho pública por cauces oficiales. Todo indica que la empresa propietaria ha quebrado y el asunto esté pendiente de una resolución judicial. Aún así, su evidente situación de abandono se ha convertido en una seria preocupación para los propietarios de las fincas vecinas, dada la peligrosidad que conlleva este tipo de instalaciones cerradas y/o abandonadas, ya que ello podría generar un grave riesgo tanto para la seguridad medioambiental como para las personas que viven en su entorno y el ganado que pasta en las fincas colindantes, debido a alta capacidad de contaminación de las capas freáticas procedentes de los viejos depósitos de combustible.

Desde su inauguración, según ha podido saber este periódico, han sido varios los abanderamientos y las empresas explotadoras de la misma, pero su estratégica ubicación -está a poco mas de tres kilómetros de los centros urbanos de Collado Villalba y Moralzarzal y su emplazamiento en una de las carreteras comarcales de la Sierra con mayor tráfico de vehículos- no hacía prever el cierre, lo que ha provocado el desmantelamiento y desguace de sus equipos. Sólo hay que darse una vuelta por estas fantasmales instalaciones para comprobar los destrozos que presenta el tren de lavado, la rotura de cristales de la tienda y de la vieja cafetería, la desaparición de las mangueras de los surtidores o la sustracción de los cables de cobre y de otros elementos. Para que se hagan una idea del saqueo realizado: del puesto de ‘aire-agua’solo queda la clásica llanta donde se enrollaban las mangueras. Eso sí, lo único que parece menos deteriorado son los dos ‘tótem’donde se fijaba el precio de los de los combustibles, que pese al paso de los meses han variado muy poco respecto a los actuales.

Negocio ruinoso
En los últimos tres años, según los datos manejados por la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos, las estaciones de servicio de la Comunidad de Madrid han dejado de vender miles y miles de toneladas de gasóleos y gasolina, de ahí el cierre de algunas de ellas. Muchos propietarios de este tipo de instalaciones no se cansan de decir que “si no vendemos y la tienda no factura, este negocio deja de ser rentable porque no te da siquiera para pagar todos los gastos, ya que el margen sigue siendo pequeño aunque el precio del combustible sea cada vez mayor”. Y es que por cada litro que venden, sólo ingresan entre 0,04 y 0,05 euros. El resto se lo lleva el Estado -vía impuestos especiales-, las compañías petroleras que sirven el producto y las distribuidoras. De ahí que sean muchas empresas las que antes o después se puedan ver abocadas a cerrar sus puertas, porque la crisis hace que que día a día aumente el paro, obligando a las familias a destinar menos dinero para reportar su vehículo.