Cristina Fallarás

Su testimonio escrito con la sencillez y la rigurosidad que la caracterizan, nos lleva a caernos del guindo. No es de recibo que esta periodista, escritora, conocida en el mundo cultural, también sufra la crisis hasta el punto de que la falta de ingresos le obligue a que ella y sus hijos se marchen del lugar donde son familia porque así lo había pedido una entidad bancaria.

La profesión periodística ya tiene un largo rosario de miles de parados. No creí que también les tocara a los veteranos, a los que han tenido éxito. A los que llevan toda la vida haciendo un periodismo del que ahora nos podemos olvidar porque parece que los editores sólo quieren beneficios rápidos y prefieren a becarios recién salidos de la facultad que a veteranos con agenda, con datos, y con memoria. A los mejor lo que los editores prefieren es que los periodistas no tengamos memoria para que no contemos como esos empresarios, esos políticos, a los que conocemos bien, están corrompidos. De ahí que el hastío de la población hacia la clase política tenga sus razones.

Recuerdo a la Cristina de comienzos de siglo porque en aquellos años, pocos meses antes de unas elecciones municipales, el empresario José Antonio San Román, socio mayoritario de un grupo editor de Madrid, encargó que se montara un diario de información gratuito en Santa Coloma de Gramanet (Barcelona). Me tocó ir a ponerlo en marcha y unos compañeros catalanes me recomendaron a la mencionada Cristina para que lo dirigiera. Ella fue a Madrid a presentarse a los promotores del proyecto y estos quedaron encantado con el fichaje. Todo un lujo. Unas semanas antes de que se pusiera en marcha el rotativo ‘El Barcelonés’, el entonces alcalde socialista de Santa Coloma de Gramanet, Bartomeu Muñoz -municipio donde estaba ubicada la redacción de este periódico-, y que en octubre de 2009, resultó implicado junto a otros políticos socialistas y de CiU en la llamada ‘Operación Pretoria’, por un presunto delito de tráfico de influencias, blanqueo de capitales y cohecho, llamó a San Román para decirle que la periodista contratada para dirigir el diario no podía ocupar este cargo al tratarse de una persona que “estaba muy bien relacionada con los dirigentes del PSC”. Así que San Román exigió de inmediato que se buscase otro periodista para dirigir la citada publicación.

Con el estómago retorcido tuve que comunicárselo a Cristina, prometiéndome que nuca volvería a aceptar más encargos periodísticos que tuvieran que ver con el citado personaje. Qué triste, porque el proyecto era bastante atractivo. Cristina lo entendió y se despidió sin que ello fuera un conflicto. Podía haber demandado judicialmente a la empresa. No era su estilo. Si su presencia no era querida, se marchaba. Luego supe que estuvo en el proyecto del desaparecido periódico ADN, de Editorial Planeta.

Del desahucio, su actual situación, simplemente puedo decir que no se lo merece.
(*) Periodista