Alpedrete: Teología de la Liberación

Uno de los acontecimientos de dimensión internacional, del que entonces se hicieron eco los medios de comunicación dentro y fuera de la Iglesia, fue el del martirio a que fueron sometidos los padres jesuitas de El Salvador, bajo el manto y consideración de teólogos de la liberación, comprometidos de verdad, y por exigencia del evangelio, en el trabajo, promoción y ayuda de los pobres.

Fueron fusilados el día 16 de noviembre del año 1989, con anuencia de la autoridad suprema del país y en presencia de miembros de su ejército. Los ocho jesuitas desempeñaban su ministerio sagrado en la Universidad Central de América (UCA) bajo la dirección del padre Ellacuría. Su vicerrector era el padre Ignacio Martín Baró, muy conocido por su piedad, que contaba además con varios doctorados y libros publicados y cuyo nombre llevan cátedras de Teología de las universidades de Boston, Chicago y otras poblaciones, y del que se han dictado ya varias tesis doctorales. El universal escritor Miguel Delibes hace referencia de este jesuita en alguno de sus libros.

La presencia y el recuerdo del padre Martín Baró, Nacho para sus familiares y amigos, se hacen presentes estos días, aniversario de su muerte y de las de su grupo. Estos recuerdos se actualizan más emotivamente en nuestro pueblo de Alpedrete, donde habitualmente residen sus hermanos, Cristina y Jerónimo.

En reciente conversación personal con ellos, recordamos los hechos con estremecimiento humano y divino de su verdadero martirio, ante el que la Iglesia jerárquica no dio paso alguno en merecida dirección hacia la beatificación y ulterior canonización. El olvido más o menos consentido, y hasta oficialmente programado, por parte de quienes corresponde ha sido y es bien patente. Se ve que eso de la teología y de la liberación no tiene demasiados devotos. Esta teología ni tuvo ni tiene buena prensa entre no pocos católicos, y menos entre la jerarquía.

Para Alpedrete, y para la Iglesia en general, el reconocimiento del testimonio martirial de este casi paisano, que se hace presente y perdurable en sus hermanos residentes en el pueblo.