El fantasma absurdo del piropo machista

Puede que la vanidad nos induzca a querer que los demás nos halaguen por nuestro físico, pero como vemos, la lluvia no cae sobre el mundo entero, y sólo en ocasiones nos moja. Con los piropos pasa algo parecido; haberlos haylos, pero no todos están bien dichos o son acertados. Escuché días atrás en una céntrica calle villalbina al ‘chulo’ de turno, tras sacar el ‘pecho pera’ del que tanto alardeaba, pronunciar al paso de una joven un ‘piropo’ soez, descastado, sin alma de halago, repleto de lujuria y desprecio al sexo femenino. Esto me hizo pensar de inmediato cómo las mujeres llevan aguantando el fantasma del piropo machista, rancio o cercano a la caverna, donde coger a una mujer por los pelos y forzarla es lo propio.

Lamenté la ausencia de un agente policial para poder denunciar’ in situ’ tan farragoso y lamentable incidente y decirle a este pobre diablo: “Madre, hermana y esposa tienes, ponlas en la tesitura del acoso soez y sentirás la misma vergüenza que he sentido yo”