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El futuro Parque Nacional de las Cumbres de la Sierra del Guadarrama: más que un problema, una oportunidad

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
El camino hacia el futuro Parque Nacional de las Cumbres de la Sierra del Guadarrama está definitivamente en marcha, dentro de un proceso que no ha sido ni mucho menos fácil, y que con toda seguridad aún presentará complicaciones en su tramitación. Una de ellas es la derivada de la preocupación de los municipios afectados, que en algún caso han señalado que la aprobación de esta máxima figura de protección puede suponer un problema para su crecimiento, más aún teniendo en cuenta la precariedad de la situación económica actual. Evidentemente, para que esto no sea así es necesario que se plantee por parte de las administraciones implicadas la creación de un fondo de compensación, herramienta que de hecho ya debería estar operativa hace tiempo para evitar, como ha ocurrido en no pocos casos, una excesiva dependencia del urbanismo.

Pero más allá de esta situación, el Parque Nacional no debe ser visto como un problema, sino como parte de la solución. Tal como señalaba el propio secretario de Estado de Medio Ambiente, como una oportunidad para el desarrollo socioeconómico de la comarca, un desarrollo que siempre habrá de sostenerse en criterios de sostenibilidad, apostando por el privilegiado entorno natural de nuestra Sierra como su principal activo, además de propiciar el despegue de un turismo de calidad que permita también la creación de puestos de trabajo. Es cierto que la proximidad a Madrid ejerce una peligrosa presión sobre enclaves de indudable valor medioambiental, sin olvidar desarrollos urbanísticos que aún están en suspenso y que deberán medirse al milímetro. Pero esta circunstancia supone a la vez la oportunidad de que este Parque Nacional esté al alcance de miles de personas, y con ello también la obligación de trabajar de forma conjunta en la preservación de este espacio. Se trata, en definitiva, de ordenar lo que ya tenemos para que preservación y disfrute -incluso manteniendo algunos usos actuales que también forman parte de la idiosincrasia de la Sierra- no sean términos incompatibles, sino complementarios. Porque sólo así, además, conseguiremos que tenga sentido la histórica lucha del guadarramismo por reconocer la riqueza y la diversidad de este entorno natural, de su patrimonio cultural, sus pueblos, sus usos y sus gentes.
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