El mirador
Movilidad laboral
El mirador
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Bien podrían las distintas Administraciones del Estado, tanto territoriales como institucionales, coincidiendo con las designación de 2006 como Año Europeo de la Movilidad de los Trabajadores, hacer un guiño real hacia sus obreros y favorecer la libre circulación de los empleados públicos.
Que el personal pueda cambiar de puesto de trabajo, es siempre motivador y muy esencial para lograr un servicio eficaz que sepa responder a los retos de las demandas ciudadanas.
Es cierto que mucho se viene hablando de la libre circulación de empleados públicos entre las distintas administraciones, incluso se apuesta por beneficiar, como no ha de ser de otra manera, ante supuestos de violencia de género, por motivos de salud o por conciliación de la vida personal, familiar y laboral. Sin embargo, cuando uno se adentra en los boletines oficiales que convocan la provisión de puestos y movilidad, la cuestión es bien distinta, suelen publicarse bastantes límites de exclusión que imposibilitan el cambio hasta dentro de las mismas administraciones, además de amparar como mérito los años de permanencia en el puesto.
Los ciudadanos tienen derecho a que la Administración funcione, para ello ha de ser capaz de atraer profesionales bien formados y con estímulos de promoción y movilidad voluntaria. Es grande la responsabilidad de los Gobiernos estatales, autonómicos, locales e institucionales, pero no menos importante es el de las organizaciones encargadas de tutelar los intereses colectivos de los trabajadores. Al final todos estamos llamados a solidarizarnos y a caminar en la misma dirección de unir brazos y mente para contribuir a ser buenos constructores de sociedades humanas, donde se respete al ser humano y su trabajo. De lo contrario, cuando se pierde la conciencia profesional, el trabajo amarga.