Vigencia de Rousseau
Félix Alonso Presidente del Colectivo Rousseau
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Un amigo del PSUC me regaló en Barcelona Las confesiones y desde entonces (demasiados años) ha sido uno de mis libros de cabecera. “Quiero mostrar a mis semejantes un hombre en toda la verdad de la naturaleza…”, decía a los inicios del libro. No he conocido a nadie capaz de hacer del lector juez de los hechos de una vida. Ahora se está celebrando el 300 aniversario de su nacimiento en diversas universidades y haciendo estudios sobre el peculiar ginebrino. El pasado día 10 invité a los amigos del colectivo a la conferencia que Rafael Fraguas impartía en el Ateneo de Madrid, que se ha sumado a las conmemoraciones, con el título sugerente de: ‘vigencia del pensamiento de Rousseau’.
Además de ser uno de los personajes apasionantes que han modificado la historia del pensamiento y ha influido en pensadores tan importantes como Marx y Kant, me sorprendió Rafael, muy secundado por Juan Carlos Monedero, por situarle como precursor intelectual del conocido movimiento 15-M, y lo hizo poniendo en valor actual el concepto de “voluntad general” que utilizó Rousseau en su libro El contrato social, que fue decisivo para el fundamento de la idea de democracia. Cuando los jóvenes decían que los políticos no les representan (yo creo como Savater que nos representan demasiado) estaban reivindicando, quizás sin saberlo, ese concepto, que se resumiría en dar todo a favor de la comunidad y por consiguiente no perder la capacidad crítica de ser libres.
El Colectivo Rousseau fue creado (hace 15 años) con la pretensión de profundizar en la democracia y en los valores medioambientales. Pensábamos que era necesaria una segunda Ilustración cuando empezábamos a ver numerosos nubarrones neoliberales. Sabíamos del discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres, y el discurso sobre las artes que ganó el concurso en Dijon, y en eso nos hemos esforzado, manteniendo siempre propuestas culturales al margen de los mass-media y tratando de influir en la vida política cercana. Hemos tenido en este tiempo un éxito relativo, siempre confortable cuando algunos que nos critican utilizan el mismo lenguaje que el fundador de la Falange en el teatro de la Comedia presentó los puntos fundamentales de su doctrina: “Cuando en marzo de 1.792, un nombre nefasto, que se llamaba Juan Jacobo Rousseau, publicó El contrato social…” No hay nada mejor que el aullido para corroborar que hemos sacado buenas notas.