Delincuencia y vandalismo

Nuestras autoridades hablan de una bajada notable de la delincuencia en la capital, pero no de lo que está ocurriendo en el resto de la Comunidad de Madrid.

La presión policial en Madrid ha hecho que la delincuencia se traslade a la periferia, y Collado Villalba es un ejemplo de ello. Sólo hay que darse una vuelta por el Zoco, la Estación de Autobuses de la calle Rafael Alberti o los alrededores de los institutos de Las Suertes, Las Canteras o Lázaro Cárdenas para comprobarlo. Los agentes de la Policía Local y de la Guardia Civil brilla por su ausencia; las borracheras, palizas y actos de vandalismo (ver lo que pasó la pasada semana en El Gorronal) se suceden a diario. Grupos de jóvenes en edad escolar celebran botellones y consumen estupefacientes a cualquier hora del día sin que nadie haga nada para evitarlo. A esos grupos se unen otros durante los fines de semana procedentes de Madrid, Alpedrete, Las Rozas, El Escorial..., todos ellos de diversas ideologías y pelaje. Y además hay que añadir los brotes de mafia protagonizados por ciudadanos procedentes de otros países, que han traslado sus turbios negocios a Collado Villalba, entre los que destacan la venta de drogas y de automóviles en la vía pública. Nuestras autoridades siguen diciendo que no hace falta una Comisaría de Policía Nacional, a pesar de tener más de 60.000 habitantes y del panorama que he descrito. Deben pensar que los ciudadanos somos tontos y que con sus estadísticas pueden maquillar y esconder la pura realidad.
¿Dónde están los guardias civiles que prometió el Ministerio del Interior a nuestro alcalde? Que vengan de una vez.