¿Deuda histórica en El Escorial?
Mariano Rodríguez
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Cuán largo me lo fiais, señor alcalde. Ahora va a resultar que la deuda ‘histórica’ del Ayuntamiento de El Escorial es atribuible en exclusiva a quien ahora es portavoz de la oposición -concretamente de Acción Plural- y que entre 1991-1995 fue alcalde del municipio, Mariano Rodríguez. ¿Piensa de verdad que alguien se lo puede creer? Da un poco de risa, por no decir pena, que el argumento del PP sea tan pobre, dando por supuesto que los vecinos aceptan cualquier afirmación.
Mal se ha debido gestionar el Ayuntamiento si esa deuda no se ha amortizado a la vuelta de unos 17 años. ¿No será que con una visión sectaria, no se haga frente al pendiente de los mandatos que no sean del PP para disponer siempre de pólvora contra otros grupos? Porque en todos los mandatos ha de pagarse deuda de los anteriores. Y con más razón dada la infernal estructura financiera entre las tres administraciones, el injusto reparto de competencias y de medios para afrontarlas, y la hasta hoy irresuelta posición desfavorable de los ayuntamientos. Pero tranquilos, pronto lo arreglará Rajoy con la ‘reforma municipal’.
En lugar de denominarlas infraestructuras sociales esenciales, que es lo que son, llama usted ‘obras faraónicas’ a la justa cobertura en 1991-1995 de viejas necesidades reclamadas por los vecinos, como la Escuela Infantil, la Casa de Cultura, la nave del parque móvil, la restauración de los colegios públicos, la pavimentación de varios barrios, o la conclusión del parque de la Manguilla, cuya promoción el PP compartió con el CDS y nosotros acabamos reformando.
Haga buena memoria, sin tergiversaciones interesadas: la finalización que cita de las obras del Ayuntamiento y del polideportivo, de aquella época, pertenece al mandato del PP de 1995-1999, y nosotros sólo habíamos iniciado. Pero no pasa nada; proyectos aprobados e informes económicos favorables han ido avalando, en general, obras de cualquier mandato, y unos gobiernos terminaron de hacer y pagar lo que otros empezaron, salvo dos gobiernos sucesivos del PP (1995-2003) que ‘olvidaron’ pagar lo proveniente del mandato ‘social-comunista’, y siguieron sin hacerlo unos años más, gobernando ya don Antonio Vicente; un mero descuido, una fruslería… Hay a quienes su insignificancia moral les impulsa a desdeñar la obra anterior, y al no poder hacerla desaparecer, la ignoran con la venda del impago puesta en sus ojos, pensando que la institución municipal es sólo suya.
Llegó a ser inevitable que un Gobierno del Estado, por cierto socialista, autorizase el endeudamiento crediticio de los ayuntamientos, condicionándolo al cumplimiento de planes de saneamiento. Pero, la verdad, es que ahora se adeuda el capital y, además, los gastos financieros, intereses y comisiones, una bagatela de nada. Más dinero a pagar. Eso sí, sometidos a un calendario, pero con unas cortapisas asfixiantes para el gasto y la inversión, y con grave detrimento de la economía municipal. El plan fue aprobado aquí con la anuencia de la oposición mayoritaria. Ya se ve, méritos en exclusiva del PP, muy escasitos. Por ello fue posible el pago pendiente, acumulado selectivamente y engordado con una mezcla de desidia e intención. Si no, no hubiese podido ser satisfecho, ni por el PP ni por nadie. Así que… menos medallas.
Es fácil saber por qué nos obsequia tanto este alcalde del PP a Acción Plural con sus imputaciones extemporáneas e infundadas: quiere desviar la atención para no hablar de lo importante; a saber, un presupuesto ramplón, continuista, antisocial y sin iniciativa; de una subida desmesurada de tributos; de la dejación de nuestro patrimonio del agua en manos privadas; de un ‘agujero’ infame en la web municipal contra la privacidad de los vecinos; de una gravísima restricción de los derechos de intervención de los concejales opositores; de la desaparición de la participación sin aplicar el Reglamento vigente y con la creación de normas regresivas.
Le molesta que ejerzamos una oposición perseverante, seria y con rigor. Nos negamos a llevar a cabo una fiscalización insustancial y blandengue: vamos a hacer un control de verdad, que es lo que necesitan nuestros vecinos, lejos de desleales pactos de despacho. Vamos a apartarnos de raíz de los malos hábitos, cultivados por algunos, con una incomprensible perspectiva de falsa cortesía plenaria, mal entendida lealtad institucional y ‘responsabilidad’ distorsionada con fatuos razonamientos y que no es otra cosa que simple compadreo, del que el PP sigue aprovechándose, al tiempo que se mofa por lo bajo, encantado del favor que se le hace.
Para hacer política hay que recurrir a razones, argumentos y no medias verdades. Hay que poner en valor el trabajo de la oposición como representante de una parte de la ciudadanía, con criterios generosos de poder que incluyen la idea de que el alcalde y concejales del Equipo de Gobierno se deben a todos los vecinos, no sólo a los que les votaron. Algunos creen que pedimos demasiado: para Acción Plural es lo mínimo que se puede reclamar a quien, además, se vanagloria minuto sí y minuto también de su personal sex-appeal electoral.