PSOE: busquen, comparen y elijan
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Siguen empeñados los dirigentes socialistas -y según parece los militantes también- en apostar por versiones de líderes que nada tienen que ver con lo que demanda la sociedad, con líderes que no conectan con lo que de ellos esperan los ciudadanos.
Mal pueden apoyar a un partido que insiste en entregar las riendas a quien ha fracasado estrepitosamente hace menos de tres meses, o a quien ha sido copartícipe de la horribilis legislatura de Zapatero. Ni Rubalcaba ni Chacón cuentan con suficiente apoyo social como para pensar en liderar la remontada. Ni uno, ni otra transmiten confianza, ni por su izquierda, que prefieren apostar por sus representantes naturales que no útiles, ni por su derecha o centro, caladero de votos que suelen transitar según momentos o épocas de un partido, el Socialista, a otro, el Popular, según coordenadas que tienen más que ver con tácticas resultadistas en su propio bienestar que en convicciones inquebrantables, y que de momento optan por el centro-derecha popular.
Los que no estamos dentro, pero hemos militado y vemos con aflicción la deriva del partido en todos sus niveles, únicamente podemos alertar de lo que se respira en la calle, de lo que piensa el ciudadano de a pie. Compañeros de trabajo, vecinos de urbanización, amigos, familiares, allegados, colegas de afición balompédica, conocidos o no en salas de espera de la Seguridad Social, en la tienda del barrio o en cualquier comercio, coinciden en dudar de la capacidad de ambos para dirigir al PSOE. Vuelcan en ambos dirigentes y ex-ministros la frustración social que supone convivir con casi cinco millones y medio de parados, les señalan como responsables de la desastrosa situación que les ha tocado vivir. En general les importa un ápice quien salga vencedor en la batalla por el poder del socialismo patrio, lo que demandan son soluciones. Están hartos de campañas, de promesas, de discursos, han dejado de creer en la clase política. El buen gobierno se demuestra en tiempos de dificultades, no en los de bonanza.
El simpatizante, el elector y seguramente el militante necesita un liderazgo que no esté contaminado con la última etapa, una persona que teniendo pasado político, este no haya estado necesariamente ligado a altos cargos en las administraciones. Por mucho que se empeñen, al ciudadano le importa un comino la edad, la estatura, si es bien parecido, si es hombre o mujer; lo que le interesa es que trasmita seriedad y sinceridad, capacidad de trabajo y un discurso sencillo y directo, y que sobre todo carezca de vinculación con las denominadas corrientes felipistas o zapateristas. Busquen que entre más de doscientos mil militantes seguro que encuentran quien esté cortado por esos patrones. Murphy no perdona, si los socialistas no son capaces de encontrar a la persona idónea que les conduzca de nuevo a la tierra prometida en el congreso de Sevilla, la situación pudiera derivar en, parafraseando a Mafo, lo peor de lo peor. Encontrar al líder perdido se antoja una necesidad vital para la supervivencia en las próximas legislaturas. Un líder que, como sucedió en Suresnes, revitalice el partido y los conduzca de nuevo a ser alternativa fiable, sin más discusiones bizantinas sobre primarias, que únicamente conducen a bicefalias mal digeridas. El próximo secretario general, mientras los estatutos no se adapten a nuevos tiempos que exigen una profundización en métodos más democráticos, debiera ser también el candidato, obviando de esta manera nuevas luchas cainitas que no hacen sino reforzar al adversario. Busquen, comparen y elijan, y tendrán su líder perdido y hallado en Sevilla.