Bono dijo no

Lo hizo a su manera, claro, dejándose querer pero también marcando las distancias, y aunque algunos medios daban por hecho el sí, al final fue que no. Al menos de momento. Gallardón, puede que con la boca pequeña, no dudó en decir que el ex ministro sería un magnífico candidato. Pero tendrá que ser otro; igual de magnífico, seguro, pero otro. Los barones del socialismo, Chaves e Ibarra, pusieron los puntos sobre las íes al decir en la mañana del miércoles que no veían a Bono como alcaldable, lo que se confirmó a lo largo de esa jornada, así que el PSM se ha quedado otra vez compuesto y sin novio mientras entre los afiliados va cundiendo cierto nerviosismo, cuando no un cabreo generalizado. El propio José Acosta dijo el pasado fin de semana que ya estaba bien de tanta espera y de especulaciones, y razón no le falta. El ex alcalde Juan Barranco fue aún más duro: “Estamos rayando la falta de respeto y la humillación a los militantes de Madrid”. Casi nada. Justo lo que el PP necesitaba para que el PP hable de vodevil, de caída libre, de ridículo... Y el PSOE tendrá que mover ficha otra vez, con cuidado de no dar la vuelta al tablero y acabar siendo su propia víctima en medio de semejante guirigay.

Con Bono ha pasado como con el embarazo de Letizia: que alguien se ha ido de la lengua antes de tiempo, sólo que aquí el parto ha salido mal, así que volvemos al principio y tiro por que me toca. Germán Yanke lo hubiese contado en su Diario de la Noche, pero ahora que no es suyo tendrá que hacerlo en otro sitio. Menudo panorama. Enrique Peñas