El mirador
Sentémonos a negociar, pero...
Miguel A. Robles
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Si ETA, pese a sus amenazas, sigue manteniendo la tregua, es por su propio interés aunque, eso sí, siga erre que erre con sus proclamas publicadas por los medios afines dándonos a entender, a nosotros y al Gobierno, de que si no nos plegamos a sus deseos seremos los culpables de los muertos que puedan producirse caso de romperse las negociaciones (¿?), algo de lo que todo el mundo habla pero que nadie confirma oficialmente.
Pues no, la paz, esa palabra tan manida, no es un valor supremo como lo es la libertad, es sólo una consecuencia deseable. Y la paz que propone ETA y su entorno es la de los cementerios y la del campo de concentración. El Estado de Derecho es nuestra defensa frente a los fanáticos que nos intentan imponer paraísos que nadie reclama y garantiza derechos básicos como el derecho a vivir, a pensar por uno mismo y a la propia seguridad. Ésos son valores que han costado muchos siglos imponer y no se pueden vulnerar por una paz de cobardes e insensibles.
Me alegro de que ETA y sus adlátares sigan manteniendo su postura negociadora, pero los tiempos y las condiciones las debemos marcar nosotros, pesando en esos miles de afectados que han renunciado a la venganza y han confiado en la democracia.
Imprescindible: renuncia expresa, pedir perdón, entregar las armas y entonces se podrá hablar de agrupamientos de presos, de libertades bajo tutela y legalizaciones. ¿Y si el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quiere la paz como sea para ganar las próximas elecciones, no es tan grave como no desearla para que las pierda? Sentémonos a negociar, pero los dos partidos mayoritarios, dejémonos de acusaciones inaceptables y construyamos el marco adecuado para que avance el proyecto, aunque cueste nuevos dolores, que siempre serán menores que ceder al chantaje criminal de una banda terrorista