Triunfos de Adrián, Mazzantini y los novillos de La Guadamilla
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
La feria taurina de Moralzarzal ha vuelto a tener interés, con el novillo íntegro y bien presentado como protagonista. El ganado ha embestido poco, pero la mayoría de los novilleros tampoco han estado a la altura de un compromiso como este.
Destacar una excelente novillada de La Guadamilla, que lidió un encierro aún mejor que en 2010, cuando fue la triunfadora. Fue importante el triunfo de Mario Alcalde, pero sobre todo los de Mazzantini y Fernando Adrián, que salen de Moralzarzal con crédito y el cartel reforzado. Tampoco hay que olvidarse de Adrián de Torres, que llevó a cabo una de las faenas más valerosas. El resto de novillero anduvieron a la deriva y en un tono muy discreto.
El espectáculo más brillante se celebró el lunes 26 de septiembre, cuando se lidió una excelente novillada de La Guadamilla, con tres utreros que embistieron mucho. El quinto fue bravo y con un gran fondo de clase. Antonio Chacón, Mazzantini y Fernando Adrián cortaron una oreja por coleta, trofeos de muy distinto peso que pudieron ser muchos más de no fallar con el acero.
Mazzantini firmó la faena más artista ante el mejor novillo de la feria. Lanceó muy bien de capa y diseño una labor despaciosa y gustándose mucho. Fue la sensación, y de no pinchar hubiera cortado dos orejas, que cambió por una vuelta al ruedo. Ya había cortado un trofeo de un novillo manejable de La Guadamilla, toreando con garbo y buenas formas. Aprovechó la oportunidad y fue una sorpresa.
Fernando Adrián fue otro coleta que pasó con buen pie por Moralzarzal. Anduvo firme y técnico ante un novillo cornalón que tuvo buena condición. Hubo series ligadas y de gran capacidad que calaron en el tendido. Un espadazo en los blandos dejó todo en una oreja.
El madrileño formó un alboroto tras recibir al sexto novillo con seis faroles de rodillas que pusieron la plaza como un volcán. Lo que iba para triunfo sonoro quedo en nada, ya que el animal se rajó en tablas. Sólo pudo mostrar ganas.
Antonio Chacón no terminó de apostar con un utrero encastado y con raza. Faena pulcra que tuvo lo mejor en un espadazo en la yema.
Mario Alcalde, a hombros
El único novillero que cruzó el umbral de la puerta grande en el serial serrano fue Mario Alcalde, en el festejo del domingo. Se lidió una cuajada y seria novillada de El Retamar, tremendamente descastada y con muy poco fondo. Mucha fachada pero demasiado vacía por dentro. El lote más noble, aunque con las fuerzas justas, lo sorteó Alcalde. Entendió bien a su primero, en un trasteo estético y en el que acompañó muy bien las embestidas de un novillo débil. La espada ayudó a cortar una oreja. Salió espoleado en su segundo, para lancear con temple y abriendo el compás en un ramillete de buenos lances. El utrero era muy soso, pero el novillero supo poner todo lo que no tenía el animal en una faena de torero inteligente. Ayudó mucho al novillo y supo exprimirle al máximo. Mató por arriba y el presidente, en una decisión muy acertada, sólo le otorgó una oreja. Merece destacarse la labor de la Presidencia, que se mostró muy coherente durante todos los festejos.
Daniel Palencia también cortó un trofeo de menos contenido merced a una buena estocada. Su trasteo no pasó de aseado y discreto.
Juan Millán se fue de vacío, evidenciando una total falta de rodaje y decisión. Con su segundo, que tuvo alguna posibilidad más, estuvo dubitativo y no sabiendo qué hacer.
Adrián de Torres, el mejor
Lo más destacable de la novillada del sábado 24 fue la actuación de Adrián de Torres, que volvió a ratificar las condiciones que siempre le hemos cantado: valor, quietud y buen toreo.
La novillada de Toros de La Plata fue irreprochable de presentación, con utreros bien armados aunque excesivamente grandullones. Los dos primeros resultaron los más manejables, ya que el resto le faltó raza para romper hacia delante.
De Torres le cortó la oreja a un novillo de buen aire y limitada fortaleza. Comenzó dando sitio y espacios a su oponente para trazar buenas series de derechazos. En la parte central de la faena deslucieron algunos enganchones, pero volvió a elevar la temperatura con unas manoletinas ceñidas y con emoción. Mató de pinchazo y estocada.
El quinto tenía mucha leña por delante, pero el de Linares no se arrugó. Su actitud fue notable y siempre quiso sacar partido a un ejemplar a la defensiva. Se jugó la vida en un espadazo, resultando feamente volteado. La tizona cayó en un sitio muy bajo, por lo que no tocó pelo.
José Miguel Navarro le arrancó la oreja al novillo de la apertura del festejo. Fue un trasteo de novillero conocedor del oficio, firmando una faena sobre ambas manos muy seguida por el público, que volvió a responder a la llamada de esta feria serrana. Se tiró con rectitud y paseó un trofeo.
El francés Mathieu Guillon volvió a sumar otro petardo, como una semana antes en Becerril de la Sierra. Fue incapaz de ponerse con su primer oponente, por lo que fue increpado con toda la razón. Con el sexto quiso intentarlo, pero fue incapaz de taparse. Novilleros así no deben estar en un ciclo como el de Moralzarzal.
Discreta apertura de feria
La feria comenzó el viernes 23 con el festejo más descafeinado y de menos argumentos de todo el serial. La novillada anunciada de Ramón Carreño fue sustituida por una de Aurelio Hernando, con una presentación escasa para esta plaza.
Al encierro le faltó raza y casta, aunque hubo dos novillos, cuarto y quinto, que se movieron mucho.
Sergio Blanco paseó un trofeo tras una labor en la que se le vio preparado para tomar la alternativa. Álvaro Montalvo estuvo a punto de pasear un trofeo del sexto, pero pinchó en varias ocasiones. Con sus carencias, estuvo decidido y entonado.