Feria de Otoño: En la primera parte sólo una vuelta al ruedo para Luis Bolívar
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El diestro colombiano Luis Bolívar (Foto: ARCHIVO) |
El novillero Daniel Luque tuvo una actuación muy prometedora
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
El pasado fin de semana se celebró en la plaza de Las Ventas de Madrid la primera parte de la Feria de Otoño, que tendrá su continuidad desde mañana sábado. Han sido dos festejos, una corrida de toros y una novillada con picadores donde no ha habido demasiada historia.
El 30 de septiembre se celebró una novillada con picadores con el hierro de Yerbabuena, que regresaba al ruedo venteño tras su éxito en las novilladas nocturnas celebradas durante el mes de julio en esta misma plaza. En esta ocasión, los novillos de Ortega Cano decepcionaron y no se parecieron a los lidiados entonces. Un sexteto muy bajo de raza y ayuno de pujanza que desilusionó a las tres cuartas partes en que se vio cubierta la plaza de Las Ventas. Capítulo aparte sí merece el cuarto novillo lidiado, un utrero de muy buen comportamiento en el último tercio, con trasmisión y que ofreció muy buenas embestidas por ambos lados y que fue desaprovechado por el novillero Javier Benjumea, que inexplicablemente hacía su tercer paseíllo en Madrid sin haber hecho méritos. No se acopló en ningún momento en un trasteo insulso y sin ninguna trascendencia, siendo silenciado.
Daniel Luque regresaba a Madrid tras ser el triunfador de las nocturnas de julio, donde precisamente cortó tres orejas a novillos de esta misma divisa. El sevillano estuvo francamente bien y exprimió al máximo a un novillo noble y con poca transmisión. Luque toreó con relajo y suavidad a un novillo con poco fuelle. Pudo cortar una oreja pero se tuvo que conformar con una ovación, ya que falló con la tizona. Con su segundo, el sevillano se pegó un arrimón ante un animal soso y parado.
José Ramón García “Chechu”, que sustituía al herido Pérez Mota, pasó de puntillas por Las Ventas, ya que ni tuvo enfrente un lote idóneo ni tampoco tuvo una tarde brillante.
El domingo 1 de octubre se celebró la primera corrida del serial, con el hierro de “El Sierro”. El encierro salió como cabía de esperar, es decir, muy manso y descastado, con lo que resultó plúmbeo. No se comprende cómo esta divisa fracasa un año tras otro en esta plaza y sin embargo se castiga a la afición trayéndola si ya se sabe de antemano que va a ser un bodrio.
El sino de la tarde cambió un poco con el sexto, un serio sobrero con el hierro de Torres Gallego que sacó del letargo a los aficionados que ya estaban aburridos de los toros de “El Sierro”. Este animal le sorteó el colombiano Luis Bolívar que trazó una labor de más a menos con un comienzo muy emotivo con dos pases cambiados por la espalda. Consiguió dos buenas tandas por ambos lados aunque un sector de público le midió con exigencia ya que opinaban que no estaba cuajando al toro de la forma que merecía. Tras una estocada desprendida el colombiano dio una vuelta al ruedo con protestas.
Curro Díaz sorteó un lote flojo, muy protestado por el público porque el presidente había decidido mantenerlos en el ruedo a pesar de rallar la total invalidez. Fue una lástima no poder ver al buen espada de Linares esculpir el buen toreo que atesora.
Iván García tampoco pudo reeditar la buena racha de triunfos que lleva en esta temporada en diversas plazas de importancia. Se estrelló con un lote infumable y que no le dio ninguna facilidad para triunfar ya que sus toros resultaron mansos, se venían andando y llevaban la cara muy alta. Esperemos que la cosa cambie a partir de mañana con la segunda parte de esta feria.
Vuelta para De Justo
Si eso ocurría durante el sábado y el domingo, el viernes 29 de septiembre, el coso venteño abrió sus puertas para albergar una corrida de toros fuera de abono.
Se lidiaron toros de Fidel San Román (antes Guardiola Domínguez) que resultaron mansos y descastados en general a excepción del tercero, que le correspondió a Álvaro Justo consiguiendo los momentos más lucidos del festejo toreando sobre la mano zurda y que tras prender una estocada le sirvió para dar una vuelta al ruedo.
Rafael de Julia y Eugenio de Mora vieron silenciadas todas sus actuaciones tras enfrentarse a animales deslucidos y sin facilidades.