El ‘15M’ muere de viejo

Al ‘movimiento’, por darle un nombre, de los indignados se le ha querido comparar con las bandas de saqueadores londinenses o las revueltas de la ‘primavera árabe’ de los países, curiosamente, no árabes sino solo musulmanes. Lo único en común por ahora es que a todos les gusta la calle y son capaces de cualquier cosa con tal de no estar en sus casas. En España, de momento, no han pasado del sentimentalismo gregario y de los malos modales, que antes abrían puertas principales y hoy pasan por revolucionarios de izquierdas con superioridad moral autoproclamada; pero, hasta ahora, no hemos oído a ninguno de sus líderes ni tampoco a sus ideólogos para saber qué pasa por su cabeza. Por lo pronto, pasan monstruos emparentados con los de los mitos clásicos. El Mercado es el monstruo que los amenaza. Suele aparecer desde la Antigüedad periódicamente cuando presta dinero y sus acreedores no se lo quieren devolver sino que le exigen más préstamos. El monstruo se revuelve agresivo e insaciable y hace un gran estrago en los campos y ciudades, en las arcas particulares y las instituciones, exige un tributo anual de jovencitos tatuados y doncellas abortistas y vive en un laberinto de ideas confusas y contradictorias, construido con ignorancia y agresividad, del que nadie sale ileso para alcanzar la madurez. No hay noticias de que en el 15M haya un nuevo Teseo que acabe con este monstruo informe, ni indicios de que vaya a aparecer en un futuro cercano.

Nunca fueron tan viejos los jóvenes de España. La juventud es hermosa, valerosa, orgullosa y pura, pero fugaz, un periodo breve de formación y descubrimientos fundamentales para el resto de la vida. El socialismo la ha envejecido y corrompido, le ha creado ilusiones imposibles y le ha cerrado después las puertas del futuro, la ha dejado sin las defensas de la cultura y la educación, y la engatusa con revoluciones socialistas de un pasado que nunca volverá. A unas minorías que gritan les ha preparado rediles en las plazas y ha dado órdenes de que no las molesten, para no añadir tristeza a la inutilidad.

Cada día serán menos y se les hará menos caso, pero los halagos del socialismo frustrado les dan la esperanza de rescatar modelos caducos de sociedad. La Historia se repite, pero no se calca. El 15M muere de viejo. Sus consignas son viejas, como su indumentaria, y las ideas que traslucen murieron de pobreza y vejez hace tiempo.