Rajoy y el efecto Rubalcaba
Ángel García
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
Tras la debacle socialista del 22-M, las empresas demoscópicas han vuelto a salir a la calle para conocer el parecer de los ciudadanos de cara a las próximas elecciones generales. Y las encuestas publicadas en distintos medios nacionales durante el pasado fin de semana dejan muy claro que ni siquiera con Rubalcaba (Alfredo para los amigos) remonta al Partido Socialista, que sigue en caída libre.
A pesar de que la mayoría de los encuestados confiesa que les parece mejor candidato Rubalcaba que Rajoy, o al menos eso es lo que se desprende del ranking de cualidades recogido en la encuesta publicada el pasado sábado por El País, el vicepresidente primero gana en inteligencia, capacidad de liderazgo, carácter más adecuado para gobernar en tiempos difíciles, conocimiento de los problemas de España, confianza, preocupación por los ciudadanos, etc. etc... Aún así, los encuestados ven al líder del PP mejor preparado para hacer frente a la crisis económica y saber manejar la exigencias de los mercados: los dos ‘miuras’, los dos retos del próximo gobierno, las dos mayores preocupaciones ciudadanas del momento. Y es que para los casi cinco millones de parados, el millón trescientas mil familias que no están percibiendo actualmente ningún sueldo y los dos millones de ‘precarios’ del país (creciendo en los tres casos), resulta imprescindible el poder sacar la nariz del agua de la crisis y respirar, casi a cualquier precio, y para conseguirlo necesitan trabajar. Así seguirán pensando hasta las elecciones, defendiendo con ello el voto de unos ciudadanos que desde hace tiempo han decidido desmarcarse del Gobierno de Zapatero y de aquellos, como es el caso de Rubalcaba, que colaboraron en negar la realidad de una crisis que ha terminado por arruinar a nuestro país. A Alfredo Pérez Rubalcaba no se le castiga personalmente, porque su enorme capacidad de comunicación y su empatía le hacen caer simpático; pero el hundimiento del ‘producto’ Zapatero ha arrastrado tras de sí el de su ‘marca’, el PSOE.
Llevo tiempo diciendo que los barones socialistas debieron pararle antes los pies a José Luis Rodríguez Zapatero, sobre todo cuando quedó claramente en evidencia para aquellos que quisieran verlo, que el discurso pseudoprogre del presidente iba encaminado a ocultar que la realidad no coincidía con sus deseos y sus disparatados “regalitos” electorales como el cheque bebé, los 400 euros para todos o las prisas para poner en marcha un multimillonario Plan E que sólo sirvió para construir aceras.
Estos que antes le adulaban y hoy le desprecian debieron decirle a su secretario general: “Mira, por ahí no”; y aunque en política quien diga que sabe qué pasará mañana alucina, hoy el PSOE, aunque algunos militantes se resistan a reconocerlo, es una ‘marca’ hundida y Rubalcaba un náufrago con enormes facultades mentales y físicas, el mejor, pero obligado a reflotar a pulso un ‘titanic’, el Partido Socialista, para soñar con llegar a la orilla de la playa.