César Jiménez corta dos orejas en el último tramo de San Isidro
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
El tramo final de la feria de San Isidro ha dejado muy mal sabor de boca. Se han continuando lidiando corridas muy mal presentadas: sin trapío, sin tipo y con una seriedad al límite que no está en consonancia con la primera plaza de toros del mundo. Cuando el ciclo tocaba a su fin, con la corrida de Cuadri, la empresa tiene que hacer un profundo análisis porque no se puede convertir Madrid en plaza de segunda categoría. Luego se ha continuando con la tónica general de la falta de raza, casta y clase de la mayoría de los encierros lidiados.
El triunfo más sonoro, que no convincente, lo agarró el pasado martes César Jiménez con aquella suma de una oreja más una igual a dos, lo que da el pasaporte para apuntarse una salida por la por la puerta grande puesta muy entredicho. Urge un rápido replanteamiento para que en Las Ventas un torero deba cortar dos orejas a un toro para lograr este premio.
Su primer oponente fue un buen ejemplar de Peñajara, con mucha clase para el diestro, al que César Jiménez toreó con limpieza sobre la mano derecha, sin mantener el mismo nivel por la izquierda. Agarró una estocada arriba y cortó la oreja a un toro de dos. Sin embargo, Jiménez estuvo más rotundo con un sobrero de Carmen Segovia que se movió con emoción. El madrileño le hizo las cosas muy a favor, consiguiendo acoplarse bien y llegar al tendido. Otra buena estocada le puso el triunfo en bandeja.
Eugenio de Mora y Javier Cortés apechugaron con los toros más deslucidos de Peñajara y sólo pudieron mostrar disposición.
En esta semana, en la balanza de lo negativo hay varios petardos. Uno de ellos fue la corrida de Pahla jugada el miércoles 1 de junio en medio de un fuerte vendaval que ayudó poco a la terna. Varios toros lidiados fueron impropios, muy descastados y blandos, por lo que saltaron sendos sobreros de Carmen Segovia y Aurelio Hernando que se apagaron pronto. El encierro portugués decepcionó por completo a una afición que ansía el juego de esta dura vacada.
David Mora consiguió lo más entonado de la penúltima de feria, donde demostró su buen concepto, frente al sobrero de Hernando, que apenas le duró. Salvador Cortés tuvo una actuación muy plana de contenido y Luis Bolívar tampoco estuvo nada lucido.
Otro tarde plúmbea fue la del domingo, con la clásica corrida de Samuel Flores que merece enviarla al purgatorio a descansar unos años, haber si recupera un poquito de sangre brava. Tampoco la fea presentación fue acorde al coso venteño.
Antonio Ferrera logró cuajar un gran tercio de banderillas frente a un potable sobrero de Los Chospes que debió aprovecharle mucho más y mejor, entregarse porque había más donde rascar. César Jiménez apuntó algunas cosas sueltas, pero no concretó nada.
Continuando con la lista de sinsabores, el encierro de Las Ramblas, jugado el viernes 27 de mayo, también merece ser olvidado. Hubo desfile de sobreros de varias ganaderías y el primero de José Vázquez fue el mejor, pero tuvo la correa justa y se desfondó.
El Cid trenzó una primera parte entonada pero el toro acortó su recorrido. El diestro de Salteras no redondeó su tercer paseíllo en Las Ventas con un sobrero de José Luis Iniesta al que toreó demasiado periférico y muy en línea, sin acabar de entusiasmar al público de Madrid.
El Fandi brilló en un tercio de banderillas espectacular, pero luego se sumergió en una faena hueca y con muchos pases sin sustancia.
Finalmente, Arturo Saldívar, ante un lote muy deslucido, volvió a dar un toque de atención, demostrando que esta temporada hay que contar con él. Es un torero muy clásico con valor natural.
La presentación de la corrida del Cortijillo fue impropia. Los toretes del segundo hierro de los Hermanos Lozano jamás debieron pasar el fielato veterinario. Morenito de Aranda sorteó el toro más claro y que embistió por ambos pitones. Su labor fue desigual y debió exprimir mucho más la condición del toro. Se conformó con una ovación tras el mal uso del verduguillo.
La tercera novillada del serial, con el hierro del Ventorrillo, jugada el lunes 30, tampoco rompió a embestir y acusó mucha mansedumbre. El sexto utrero sí fue muy bueno y Rafael Cerro lo toreó con temple y ligazón, pero le faltó mayor reunión y el público no terminó de dar importancia a lo que hizo el novillero. En cualquier caso, apunta buenas cosas.
Víctor Barrio dio una vuelta al ruedo tras torear reposado y templado a un novillo al que entendió muy bien y al que mató por arriba.
En la corrida de rejones del sábado 28 hay que destacar el triunfo cosechado por Leonardo Hernández, con tres orejas y practicando un toreo a caballo con pureza y mucho sitio.