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Pintadas y anónimos de la Policía en edificios públicos

Pintadas y anónimos de la Policía en edificios públicos
Por CARLOS FERNÁNDEZ
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:13h
El Ayuntamiento, el polideportivo municipal y la plaza de toros de la Candelaria de Valdemorillo amanecieron el pasado miércoles con pintadas alusivas a la situación de la Policía Local. Frases como Coslada = Valdemorillo, corrupción o Pilar (López Partida) ¡dimite ya! fueron rápidamente borradas por los servicios de limpieza, que a las nueve de la mañana habían hecho su trabajo bajo la atenta supervisión del teniente de alcalde Francisco Coba.

Lo que no se pudo borrar fue el panfleto anónimo que bajo el titulo El problema de la Policía de Valdemorillo se había distribuido por todo el pueblo. El texto, cuya autoría esta siendo investigada por la Guardia Civil de la localidad por contener acusaciones muy graves, entra en terrenos personales respecto a relaciones entre algunos de los mandos y la alcaldesa. También acusa al cabo jefe Francisco Paulino de “venta ilegal de aves de canto” o de “llevarse el dinero recaudado por la retirada de vehículos abandonados en la vía pública”. En realidad, nada nuevo de lo dicho antes por un grupo de policías muy determinado.

Dos bandos
Se trata de un paso más en la escalada de acusaciones, denuncias, contradenuncias, apertura de expedientes y conflictos personales que desde hace meses paraliza la Policía Local de Valdemorillo. Los mandos pasan las horas contestando escritos y recabando pruebas para abrir expedientes. Ya no se dejan órdenes de servicio porque no se cumplen. Desde hace meses no se atiende la vigilancia en las urbanizaciones, donde vive el 60 por ciento de los 12.000 vecinos de la localidad, y el ejercito de policías se organiza como ovejas sin pastor, con unos jefe desautorizados por su concejala de área, Maite Hernández, y agentes que hace ya tiempo dejaron de cumplir con las ordenes de unos mandos a los que no reconocen su autoridad.

Con la escala de mando rota, es normal que se produzcan episodios como el denunciado en estos días por los tres mandos policiales. En plena mudanza del servicio, decidieron cambiar un mueble de estancia. La concejala lo desautorizó. Ante la insistencia de los mandos, en el cambio comenzó una virulenta discusión que acabo con la edil haciendo fotos de los mandos levantando un mueble mientras a gritos, siempre según consta en la denuncia, los llamaba “hijos de p…”.. O encontrarse el cabo jefe los días señalados de las pasadas fiestas navideñas llamando a los agentes por teléfono para atender una urgencia sin recibir contestación de apenas ninguno. “Sin órdenes y en estas circunstancias, aquí cada uno hace lo que le da gana”, nos cuentan unos policías desesperados por la situación, atrapados entre dos bandos irreconciliables: la edil de área y un grupo de policías por un lado, y los mandos por otro.
“Kale borroka policial”
Para fuentes consultadas del Equipo de Gobierno, las pintadas son un acto de “kale borroka con destrozos importantes y un acto de irresponsabilidad por parte de quienes hayan producido estos daños en edificios municipales”. “Algunos, en lugar de estar velando por la seguridad, están causando más problemas, y todo ello con lo que cobran los policías y las privilegiadas condiciones de trabajo de que disfrutan”, indicaban estas mismas fuentes.

Respecto a las condiciones de trabajo de la Policía, y al margen de reivindicaciones respecto a pago de atrasos, se ha desvelado en estos días que este cuerpo disfruta de un turno en el que trabajan tres días y libran seis en jornadas de 12 horas y media, turno que algunos califican de “ilegal” y muy ventajoso. El acuerdo lo alcanzó hace ya cuatro años el todavía concejal, Francisco Coba, y el entonces edil Miguel Partida, hoy paradójicamente policía municipal en San Lorenzo de El Escorial.

También se ha sabido que los agentes trabajan una media de 102 días al año (con una media de 200 horas menos que el resto de funcionarios municipales), cobran alrededor de 2.000 euros netos y tienen más días para asuntos propios sin justificar que el resto de la plantilla. “Y esto no es lo peor, lo peor es que con la autorización de la concejala, que es quien hace y deshace los cuadrantes, de los 3.500 servicios que hay al año, en 2010 se han cambiado a conveniencia de los agentes entre 1.200 y 1.500, o que algunos, no más de dos o tres, entre unas cosas y otras el año pasado no trabajaron más de 40 días”, nos dicen desde el Ayuntamiento y la propia Policía Local. “El problema es que se les ha permitido hacer lo que les ha dado la gana y ahora mismo nadie manda en la Policía. Cambian las vacaciones, los turnos y los días para asuntos propios a su antojo. Hay agentes que llevan un mes y medio sin venir y así no se puede trabajar”, insisten estas mismas fuentes.

La visión de la otra parte, formada en su mayoría por los agentes BESCAM que se incorporaron a principios de esta legislatura, es bien distinta. Para ellos, los problemas son otros. La plantilla tiene una “jefatura inadecuada” y trabajan bajo “la amenaza permanente de los mandos en forma de apertura continua de expedientes, que hace la situación difícilmente sostenible”. Denuncian estar atados de pies y manos para cumplir con su obligación, al considerar que no están dirigidos de forma conveniente. Por todo, hay convocada una concentración a la puerta del mismo Ayuntamiento que fue pintado vandálicamente.

La responsabilidad de la alcaldesa
La mañana del miércoles, el día de las pintadas, algunos hicieron correr como la pólvora por las dependencias municipales la supuesta autoría o instigación del Partido Independiente de Valdemorillo (PIVALDE). Nada más lejos de la realidad, pero este grupo, que denunció al cabo jefe y forzó la apertura de una investigación en el seno de la Policía con el apoyo de toda la oposición y hasta dos concejales del Equipo de Gobierno, se vio obligado a emitir una nota de prensa para “condenar enérgicamente los actos de vandalismo causados en los edificios de nuestro pueblo. Quien actúa de esa manera pierde toda la razón que le pudiera asistir, descalificándose a sí mismo por un comportamiento tan deplorable como delictivo”.

No obstante, PIVALDE insiste en responsabilizar a la alcaldesa Pilar López Partida de la actual situación de desgobierno. “La Policía, tal y como se aprobó por unanimidad en el pleno, debería tener un jefe cualificado y no uno expedientado por apropiación y dos puestos a dedo”, manifiesta la concejala Carmen Villanueva. “La total responsabilidad es de la alcaldesa, que con su nefasta gestión del problema tiene a los ciudadanos de Valdemorillo sin un cuerpo de Policía que merezca tal nombre. Es una fuente continua de problemas que Pilar López Partida no sabe o no quiere resolver. Los únicos sufridores del problema somos los vecinos, sobre todo los de las urbanizaciones, que se pueden pasar meses sin ver un policía por sus calles. Hace ya años que se debería haber nombrado a un sargento y convocado las plazas de cabo, tal y como marca la ley, pero la alcaldesa hace lo que quiere con las leyes para actuar a su antojo y conveniencia”, concluye la edil.
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